Vallecas dedica una rotonda al obispo auxiliar de Madrid, "el jardinero fiel" José Cobo: "Alberto Iniesta ha sido un hombre que se creyó el Evangelio, y que ha puesto a los pobres en el centro"

(Jesús Bastante).- El 'cinturón rojo' de Madrid es, curiosamente, el barrio de la capital que más calles y plazas dedica a sacerdotes y obispos. El último homenajeado ha sido el obispo de Vallecas, Alberto Iniesta, en cuyo honor el Ayuntamiento ha dedicado una rotonda, el 'Jardín del Obispo Alberto Iniesta", que este mediodía ha unido en torno a una hermosa encina a políticos, vecinos e, incluso, a un obispo: el auxiliar de Madrid, José Cobo.

Tuvo que ser el pueblo quien reclamó a la Junta Municipal un rincón que recordara al obispo rojo de Vallecas. Un rincón que fue inaugurado hoy, junto al Cerro del Tío Pío, desde el que se divisa todo Madrid. Dos centenares de personas rieron, recordaron y cantaron en memoria de Alberto Iniesta, con la inestimable colaboración de nuestro colaborador Juan Antonio Espinosa.

Emi y el cura Pinillos, emocionados, veían cómo se cumplía un sueño de muchos años. "Un jardín para nuestro 'jardinero fiel'", señaló Emilia Robles durante su intervención, en la que definió a Iniesta como "un creyente radical, fiel a Dios y a la Historia". "Rezaba mientras caminaba, mientras conducía su utilitario o contemplaba la realidad más cercana". "Practicaba siempre la cultura del encuentro, sin hacer proselitismo (...). Era una buena persona y un buen pastor, que sabía cuál era su ministerio, y velaba por el diálogo y la unidad profunda, incluso en el conflicto".

Por su parte, el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo -al que muchos señalan como el obispo 'social', el sucesor natural de Iniesta-, apuntó que "un jardín es un lugar precioso, porque aquí se encuentra la gente, se cuenta confidencias en torno a un banco".

Para Cobo, "Alberto ha sido -y digo ha sido, y no fue- un hombre de Evangelio que se lo ha creído, y que ha puesto a los pobres en el centro. Y este es un objetivo que todos podemos compartir: sacar a los pobres de su injusticia. Y hacerlo como lo hacía Iniesta: con diálogo, perdón y entendimiento".

"Era un hombre bueno, un cristiano que creía lo que decía", añadió Francisco Catalán. "Creía en una Iglesia del Vaticano II, evangélica, comprometida con los más pobres, abierta, generosa, con fuerte participación popular y laica en su seno, más democrática, más laica, luchadora y defensora de los derechos de los trabajadores, y que cree en la justicia".

Finalmente, el condejal de Puente de Vallecas, Francisco Pérez, defendió cómo el obispo Iniesta fue un gran defensor de los derechos humanos, se opuso públicamente a la pena de muerte y a los malos tratos durante la dictadura y, ya durante la Transición, trabajó intensamente por la libertad de expresión y la democracia.


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