¡Benedicto! ¡Jesucristo!
La mayoría se dedican -quisiera decir "nos dedicamos", pero en excesivas ocasiones un servidor se ve arrojado a la trinchera- a tratar de hacer realidad el Evangelio en la vida diaria, y se alegran de que el Papa venga a Madrid, pero también lo harían si, no ya fuera a Mogadiscio, sino arrancara de la comunidad internacional un compromiso para erradicar el hambre y la pobreza -cosa que, ojo, también hace-.
La Iglesia de fronteras (no la Iglesia "en" las fronteras) no tiene futuro, como no la tiene una sociedad que se preocupa más en dividir, en buscar los defectos del otro, que en tratar de paliar los propios. Ojalá la viñeta del hermano Cortés no fuera más que un mal sueño, en un futuro no muy lejano. Y todos pudieran cantar juntos ¡HU-MA-NI-DAD! (y también "Jesucristo", "Benedicto")
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