A Jesús Colina

Amigo mío:
¿Nos conocemos desde hace cuánto tiempo? ¿1994-95 tal vez? Desde el comienzo de ambos en esta aventura de tratar de encontrar la verdad a través de los medios. Siempre con dificultades y presiones, pero también con pasión. Hemos pasado muchos ratos juntos: primero en Alfa y Omega, después en aquel proyecto que lamentablemente no llegó a ver la luz, pero que resultó igualmente ilusionante. Zenit fue durante mucho tiempo un modelo que quisimos exportar, y que tú lograste compartir, sacando fondos de la nada. Siempre respetando nuestras diferencias de criterio y la profesionalidad. Lo cual, como bien sabes, nunca fue, ni es fácil.

Estuviste a mi lado cuando profesionalmente las cosas no iban bien. Y aquí me tienes, ahora que la libertad parece cercenada por aquellos que sólo entienden la lealtad como la fidelidad más absoluta, casi la sumisión, sin el menor doblez ni duda. Lo cual, en el caso de nuestra Iglesia, se da demasiadas veces y con demasiada crudeza. Sólo lo parece, pues tu actuación, hoy como tantas veces, ya es una derrota de quienes han intentado dejarte caer.

Empiezas un nuevo camino, que sé que te ilusiona. Hay muchas cosas por explicar sobre tu salida de Zenit, de tu casa: ya las contarás tú cuando quieras. Hoy has sido especialmente elegante. Firme, pero elegante. A nadie de los que te queremos y conocemos nos ha extrañado que el "caso Maciel" acabara pagándote factura. Hemos vivido tu toma de conciencia de las verdades acerca de aquel monstruo: desde la negación a la exageración, desde el conocimiento y la tristeza al deseo de buscar la verdad, desde el respeto y el Evangelio. Sé que sufriste mucho con todo el escándalo. Y también, ahora lo sabes tú también, que Roma no paga "traidores". Tú no lo eres. Eres un buscador de la verdad.
Que no te quepa la menor duda. Saludos a la familia, amigo mío.

Jesús Bastante
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