Y llueven
balas, y muerte, y destrucción. Y una guerra injusta, en la que
los únicos que tienen razón son los muertos, los niños, los mutilados...
Cruz Roja ha roto, por primera vez en su historia, su neutralidad, y
acusa a Israel de incumplir la Convención de Ginebra, mientras la ONU se retira de Gaza. Y las tres horas de "tregua" no sirven ni siquiera para poder enterrar a los muertos.
Triste Navidad ortodoxa en Belén, como triste fue el fin de año, y sigue siendo, para todos.
Israel debe reflexionar. Precisamente ellos, que tanto han sufrido, y que
son el Estado democrático, deberían saber que la victoria por aplastamiento del contrario es una rotunda derrota. De los valores que se dicen defender. Tampoco caigamos en el error de comparar épocas históricas, catástrofes humanitarias o depravaciones de la Humanidad.
Nada es comparable al Holocausto. Pero los que mueren quedan desgarrados de por vida y manchan la Tierra Santa con su sangre también son irrepetibles. Una mancha de odio y resentimiento que, lamentablemente, lleva demasiados años cayendo sobre
Israel y Palestina, sobre
Líbano, sobre los lugares por los que caminó el Crucificado. Y que tardará en borarse, por mucho que llueva -esta vez agua, tiempo, locura...- sobre Gaza.
¿Seremos capaces de pararlo?baronrampante@hotmail.es