El "Papa" negro

Y no... no nos estamos refiriendo -aunque seguramente sea objeto de un post en los próximos días- al aniversario del nombramiento como prepósito general de la Compañía, Adolfo Nicolás, sino del inminente presidente de Estados Unidos (si las fiestas eternas que se han organizado con este motivo se lo permiten), Barack Obama. El primer presidente de color negro de Estados Unidos.

Desde hace años, el mundo globalizado se encuentra huérfano de líderes de nivel planetario. Al menos, del carisma que tuvieron personajes como Juan Pablo II, Kennedy o, a otros niveles Madre Teresa o Lady Di. Permanecen, aunque con apenas influencia real, ejemplos como el de Nelson Mandela, el Dalai Lama, Fidel Castro o Mohamed Yunnus. El gran enemigo continúa siendo Bin Laden, aunque el puesto del antagonista "real", que antes simbolizaba a la perfección Sadam Hussein, no ha sido cubierto por nadie, ni siquiera por Ahmadineyad.

En el campo de la fe, Benedicto XVI no cuenta con la capacidad de arrastrar masas de Juan Pablo II. Ni falta que le hace. Son dos estilos distintos. En esta ocasión nos referimos al impacto mediático, a su capacidad para convertirse en un líder global. En todo caso, parece el único que existe en la actualidad (por más que Sarkozy lo intente). Hasta hoy.

Porque Barack Obama ha suscitado a su alrededor una corriente de esperanza. El tiempo dirá si fue razonable o únicamente una hábil maniobra de un vendedor de humo. La desilusión es mucho mayor, y el dolor más profundo, cuando existe esperanza. Pero lo cierto es que, hoy, el mundo entero mira al Capitolio, donde Obama jurará su cargo como primer presidente negro de los Estados Unidos.

"Yes we can". Podemos, ha sido el leit motive de la campaña del líder demócrata. Ahora sólo falta que pueda cumplir sus promesas para construir un mundo -es el presidente de un país, evidentemente, pero a nadie se le escapa que sus decisiones repercuten en toda la Tierra- más justo e igualitario. Que no se quede en una mera imagen, por favor. Bienvenido, Barack Obama. En tiempos de crisis, es cuando más precisamos de esperanza. ¿Podemos?
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