Se suceden las llamadas, los contactos, las
reuniones privadas, tanto en Roma como en el sur de Italia. Este fin de semana, mientras
el Papa visita Calabria, los lefebvrianos se reúnen en Albano para decidir si aceptan o no la propuesta de Roma. Una propuesta que van a vender, como ya apuntábamos, como una
victoria frente al progresismo y la convicción de que cuentan con Benedicto XVI para acabar con algunos de los hitos del Concilio. No es verdad, pero así es como
Fellay y sus seguidores van a tratar de presentar el "
preámbulo doctrinal" que se les pide acepten para regresar a la plena comunión con Roma.
Los sectores más tradicionales de la ya por sí tradicional Fraternidad de San Pío X se muestran recelosos, pues no quieren que se les obligue a
aceptar el Concilio por sí mismo, y mucho menos el diálogo interreligioso, las misas en lengua vernácula y otros avances. Fellay, en este punto, se está mostrando astuto. Y enseñará
extractos de recientes reuniones con destacados responsables de la Santa Sede para apuntalar su tesis de que, en este trance, quien sale ganando es la Fraternidad. No le faltan razones para afirmar esto. La cuestión final será
cómo se oficializa este triunfo, y hasta qué punto el Papa está dispuesto a que se le vea como un mal negociador, en lugar de como a un hombre que, sinceramente, busca la unidad. Aunque para ello pueda
aceptar una deriva ciertamente peligrosa para el futuro.baronrampante@hotmail.es