Una corriente impugnatoria del Concilio

(Por Javier Morán, en La Nueva España).- Acaba de ser traducido al castellano un libro que representa toda una corriente revisionista acerca del Concilio Vaticano II, cuyo cincuenta aniversario de inicio se celebrará en 2012. El libro se titula «Vaticano II: una explicación pendiente» y es su autor Brunero Gherardini, que puede parecer un desconocido en el orbe católico, pero que posee una biografía no precisamente anodina. Gherardini, de 85 años, fue profesor de Eclesiología y decano de la Facultad de Teología en la Pontificia Universidad Lateranense, la «universidad del Papa». Dentro de la curia vaticana ha presidido dos academias pontificias y fue consultor de la Congregación de Seminarios. Hoy es consultor de la Congregación para las Causas de los Santos y canónigo de la basílica de San Pedro. No se trata de un curial de primer nivel, pero sí se le puede inscribir en el partido de los «celanti», ese antiguo concepto que recoge a los «celosos» de la tradición o de la estricta observancia.

Gherardini es el prototipo de tradicionalista, otro concepto que puede dar lugar a equívocos. Cierta clasificación de los católicos que, por la derecha, se manifiestan críticos o rupturistas con el Vaticano establece cuatro categorías: tradicionalistas en comunión con Roma; tradicionalistas que han roto con Roma (por ejemplo, los seguidores de Marcel Lefevbre); sedevacantistas (que consideran a Pío XII como el último Papa legítimo), y conclavistas (que han elegido Pontífice en sus particulares conclaves). Pues bien, el tradicionalismo que no ha roto con el Vaticano postula, eso sí, que el Concilio Vaticano II supuso una ruptura con la tradición de la Iglesia.

¿Qué tamaño tiene esta corriente tradicionalista? A la vez que Gherardini publicaba su libro (original italiano de 2009), otros autores de esta corriente hacían lo propio, como Roberto de Mattei o Enrico María Radaelli. Dentro del episcopado, se encuadran en el tradicionalismo los cardenales Albert Malcolm Ranjith o Velasio de Paolis (ahora superior comisario de los Legionarios de Cristo), o los obispos Mario Olivieri, Luigi Negri, Athanasius Schneider, etcétera.

En el citado libro, ahora vertido al castellano, Gherardini remata sus páginas con una «súplica» a Benedicto XVI en la que le pide que promueva estudios, congresos y publicaciones en las que se revise la naturaleza del Vaticano II y particularmente si fue tan sólo un concilio pastoral (práctico y de orientación del trabajo de la Iglesia), o también dogmático, en el sentido de haber modificado la interpretación de ciertos dogmas, sobre todo los eclesiológicos.

Años antes de estas publicaciones, en 2005, Benedicto XVI -que fue perito teólogo del concilio- ya había dado por sentado que la única interpretación del Vaticano II sólo es posible mediante una «hermenéutica de continuidad».

Es significativo que después de aquella afirmación papal, que decepcionó a los tradicionalistas, es cuando ha irrumpido con mayor fuerza la corriente revisionista del Vaticano II. De algún modo esperaban que un Papa teólogo muy crítico con el posconcilio era el que iba a colocar lo puntos sobre las íes. No fue así.

baronrampante@hotmail.es

PD: Estamos haciendo cambios en la web, lo que puede redundar en un retraso a la hora de actualizar las noticias a lo largo de este fin de semana. Rogamos disculpen las molestias
Volver arriba