Un nombramiento calculado

Mariano Rajoy tiene un nombre para la embajada española en la Santa Sede. Como hoy publicamos en exclusiva, el elegido será Juan Cotino, supernumerario del Opus Dei, presidente de las Cortes Valencianas y un defensor de la presencia de los símbolos religiosos en la vida pública (él tiene el suyo en la mesa de la Presidencia). Más allá de la persona en sí, y del momento en que se produzca el relevo (María Jesús Figa lo está haciendo bien, y continuará durante algunos meses en su puesto), el movimiento de Rajoy supone un acercamiento a dos grupos que cuentan con experiencia en la política y la presencia pública.

Uno, el Opus Dei, más centrado desde la irrupción de los nuevos movimientos y los grupos ultraconservadores. Otro, los propagandistas, cuya presencia se incrementará gracias al impulso de Carlos Romero. En contrapartida, el futuro presidente ya ha marcado distancias con el Episcopado y con los "lobbys" ultracatólicos, más preocupados en presionar al nuevo Ejecutivo para hacer cumplir sus intereses que en trabajar por el futuro del país. A Rajoy se le pueden achacar muchos defectos, pero no la falta de inteligencia. Ni lo calculado de sus estrategias. El nombramiento de Cotino es un primer paso, también, para reformular las relaciones del PP con la Iglesia católica. Al tiempo.

baronrampante@hotmail.es
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