De vuelta de vacaciones, contemplo cómo el panorama sigue igual. A ver si termina de arrancar el curso y, de cara a noviembre, observamos algún cambio en los planes pastorales de la Conferencia Episcopal para el nuevo trienio. Se acaban las vacantes episcopales, y César Franco y Juan Antonio Martínez camino están en la plataforma de salida. Parece que Fidel Herráez mantiene sus posibilidades de suceder al cardenal Rouco en Marid, aunque Valencia, Sevilla y Oviedo comiencen a estar al acecho. Queda tiempo. Igual que para Barcelona, pero los movimientos ya se están dando. Incluso, los más graciosos, que apuntan a la posibilidad del obispo de Lugo (los Borgia-Rouco en Añastro y Bailén....).

Por lo demás, el mismo ruido de siempre, con los que azotan el odio y la hoguera contra aquel que se menee y los que, más o menos bienintencionados, que siguen -¿seguimos?- pensando en dialogar incluso con quienes te insultan y menosprecian. Mejor equivocarse y que los golpes le venga a uno, que destrozar la vida de otros y después tratar de recomponer los pedazos. El curso ha arrancado con el tradicional congreso de Teólogos/as Juan XXIII. Como mi compañero José Manuel Vidal, echo de menos la mirada precisa, abierta y serena de Julio Lois o Enrique Miret en el mensaje de este año. Lamentablemtne, ha venido el Papa, se ha marchado, y seguimos hablando de blancos y negros, buenos y malos.... se presenta un otoño sin matices. Todo sigue igual.

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