Jesús y el fariseísmo (III). Educación de Jesús (23-11-2016)



Escribe Antonio Piñero

Hay otros casos en la tradición sinóptica en el crítico tiene toda la impresión de que la presencia de los fariseos en determinados textos se ve forzada, secundaria, añadida, no se justifica por la situación que presenta la escena que el evangelista está dibujando. Así en Mc 2,15-16:


“Y sucedió que estando él (Jesús) a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?».


El sintagma “escribas de los fariseos” es considerado por muchos críticos como incomprensible en sí y como un elemento secundario añadido a la escena. En realidad no sabemos qué significa esta precisión de escribas propios de los fariseos. En sí, además, la celebración del discipulado en una escena de comensalidad en casa del nuevo seguidor de Jesús se convierte en una crítica por parte de los fariseos. Da toda la impresión de que el redactor ha introducido aquí a los fariseos para concretizar una crítica general que se habría hecho a Jesús.


Otro caso se observa también en el mismo Marcos. Por ejemplo, 2,18:


“Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar”.


El transfondo probable de esta perícopa es una disputa entre los discípulos de Jesús y los de Juan Bautista. Los fariseos han sido añadidos secundariamente.


Otro caso: Mc 10,2:


“Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»”


Pero el famoso manuscrito D (el Códice Beza, testigo del texto denominado occidental en Evangelios y Hechos) omite “fariseos”. Estimo que esta ausencia es probablemente original.


En Mc 7,1-3: los fariseos vienen expresamente desde Jerusalén para disputar con Jesús. Esto es muy notable y para muchos críticos un tanto sospechoso:


“Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas –es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos”.


En mi opinión, el texto es ambivalente. Ciertamente se ve una insistencia en citar a los fariseos como los principales enemigos de Jesús Mas, por otro lado, quizás la escena no sea tan irreal. Supone que Jesús tuvo un momento de atracción de masas en Galilea hasta que le sobrevino la sensación de fracaso y decidió “subir a Jerusalén”. Y los fariseos de Jerusalén tomaron nota de ese prestigio y quisieron intervenir. Y a la vez –y lo digo respecto a los que creen que Jesús no pudo ser un fariseo– se puede mantener que los fariseos eran tan poco sociables con los ajenos…, que jamás habrían hecho caso a Jesús y se habrían trasladado expresamente de Jerusalén a Galilea si Jesús no fuera uno de los suyos. De algún modo. Si no lo fuera, no le habrían hecho ni el menor caso.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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