Abrir caminos a la paz

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Pacem in terris
Papa Juan XXIII
La Paz se funda
en la Verdad, la Justicia
el Amor y la Libertad
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Puede parecer una ingenuidad hablar de caminos de paz en un mundo que tiene abiertos hoy más de 60 focos de guerra. Sin embargo, esto hace más necesario que nos pongamos a hablar en serio de la paz y a emprender acciones para conseguirla.

Por primera vez creo que podemos sentirnos optimistas, porque ahora, en lugar de enviar soldados a hacer la guerra, gobiernos muy beligerantes en otro tiempo, como los Estados Unidos de América, están enviando soldados a pacificar a los pueblos.

Actualmente nuestro Gobierno tiene 3.500 soldados esparcidos por el mundo en plan de paz. Sólo en Afganistán tiene 1.500 soldados construyendo escuelas, centros de salud y haciendo un país más seguro y moderno. Por ese ideal estos soldados están arriesgando sus vidas, por lo que debemos sentirnos orgullosos y estarles muy agradecidos.

Aunque Hobbes, en el siglo XVII, dijera que el hombre es guerrero por naturaleza, "el hombre es un lobo para todo otro hombre", hemos de reconocer que la aspiración más profunda de la humanidad es vivir en paz. No obstante, es una contradicción que, con los avances científicos que se han producido en nuestro tiempo en favor de una vida más plena, haya aún muchas personas conviviendo con grandes focos de guerra y de exterminio, que son evitables. Bastaría con abrir amplios caminos a la justicia social y al diálogo entre los pueblos.

"La vida en su conjunto aparecía en su origen como madre buena, de forma que hombres y mujeres pudieran recibirla y compartirla sin violencia".
Eso es lo que se atisba en los muchos mitos de Grecia (Pandora), de Israel (Paraíso terrenal), India, América o China... Parece que los hombres de este mundo hemos "caído" del cielo anterior y ya sólo podemos vivir luchando unos con otros (X. Pikaza, El camino de la paz, Ed Khaf 2010).

El Papa Juan XXIII no está de acuerdo con esta última afirmación. Pero ve muy necesario que se generalicen los derechos humanos en el mundo. Todo hombre y mujer tienen derecho a la existencia, a la integridad corporal, a los medios necesarios para un decoroso nivel de vida, como el alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y los servicios indespensables que a cada uno ha de prestar el Estado.

De lo que se sigue que el hombre y la mujer tienen derecho a la seguridad personal en caso de enfermedad, invalidez, viudedad, vejez y cualquiera otra eventualidad que le prive, sin culpa suya, de los medios necesarios para su sustento (Pacem in terris, 11). Ciertamente este nivel que marca la encíclica papal es muy alto y difícilmente podrá alcanzarse, salvo que el capital económico-financiero que rige al mundo diera un giro de 180 grados, como muchos deseamos.

---Cambiar el mundo mediante la política
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