Dios hoy



Teología del Big Bang

(Cont., viene del dia 26 de octubre)

Si este es el razonamiento del yo consciente de Hawking guiado por el programa emocional de su ordenador cerebral, se ha
fijado este físico-teólogo que el big bang viene a ser otro mito que no es irrefutable. Hawking se desmarca del pelotón de los Sagan con el que ha pedaleado a la búsqueda de la meta del big bang

Al fin y al cabo, si el Universo tuvo un principio, podría necesitar un Creador que lo sacara de la nada. El big bang podría dejarle al Papa tan tranquilo. Pero si lograra probar que el Universo no tiene principio, no puede tener principio entonces, al fin, habría logrado salirse con su propósito: rechazar de plano al Creador, irritar al Papa y lograr que lo
elevara a los altares de Galileo.

Stephen Hawquin se embarca en una nueva cruzada: probar que el Universo no tiene principio. Lo que intenta eliminar Stephen Hawking es la primera frase del Génesis: "In principio, en el principio". No hay principio. El Universo no ha comenzado. Entonces, al fin, como advierte Sagan en el prefacio, ya no se necesita al Creador, puesto que no existe la Creación.

Stephen Hawkin, para probar que el universo no tuvo principio ni pudo tenerlo, se embarca en una aventura en la que intenta cortar los pelos metafísicos y teológicos en sentido vertical con tijeras de podar. El Universo "ni sería creado ni destruido. Es curioso observar que aquí Stephan Hawking "grita
al imprimir", eleva el volumen del discurso con las mayúsculas
Pero esta subida de tono no refuerza sus argumentos metafísicos.

Inmediatamente, Aristóteles, que dijo que "existe
una ciencia que trata del ser como ser", al ver que Hawking habla de que el Universo simplemente BE -que en español abarca
ser y/o estar- y que puede TO BE, ser/estar ahí sin más ni más, él solito, sin que nadie lo haya sacado de la nada, le haría muchas preguntas y no digamos Platón con sus ideas eternas (que tando han influido en el pensamiento de Agustín de Hipona, Plotino, Kepler, Hegal y Carlos Marx y otros.

Se mete en el laberinto metafísico-teológico de qué es real o imaginario, qué existe realmente o solamente en el mundo imaginario, qué es tiempo real o imaginario, armándose un verdadero lío que divertiría a Agustín de Hipona y a Kant. "Esto puede sugerir" (habla del pobre astronauto que cae en un agujero negro)que el así llamado tiempo real...o sea, que carece de sentido preguntar: ¿cuál es el tiempo real, "real" o "imaginerio?". En este párrafo no sabemos muy bien qué añade el adverbio realmente(really) al afirmar que "el así llamado tiempo imaginario es realmente tiempo real". Y ¿qué nos quiere indicar Hawking al distinguir lo real con comillas de lo real sin comillas?

A tanta sutileza no llegó Kant, a quien Hawking califica de "oscuro", ni siquiera se atrevieron a tanto heidegger y Zubiri (aunque también intentaron cortar cabellos en sentido vertical con tijeras de podar). En su atrevimiendo de desafiar todas las leyes más elementales de la lógica Hawking se atreve afirmar que en la disyuntiva de si el Universo tuvo un principio o si existió desde siempre cabe una tercera alternativa.

Sin embargo, no estoy seguro de que la lectura o conclusión de Carl Sagam sea la única que se refleja en Breve Historia del Tiempo, es decir, que Hawking presenta pruebas concluyentes de que el Universo no comenzó y por tanto al no haber Creación no necesitamos Creador. Por supuesto esa es la historia central de Hawking, el dogma teológico del que parte como un
abogado que quiere ganar una causa o un cliente. Hay que ganar la partida teológica de que Dios no existe. Hawking se une a este viejo equipo teológico ofreciendo nuevas municiones, esta vez tomadas del mundo de la observación, de las ciencias exastas, de los aparatos e instrumentos científicos, si bien le sale el tiro por la culata científica.

Ver:José Antonio Jáuregui, Dios hoy
Ediciones NOBEL
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