Dios laico
"Probablemente Dios no existe"
El pasado día 10 en el artículo titulado "ateísmo cristiano" decía que si el tema interesaba a los lectores, podíamos seguir con él otro día. Pues bien, he de decir que se leyeron 206 páginas en esa fecha, así que interpreto que el asunto interesa y por eso seguimos en él hoy.
Como saben ha sido motivado por los autobuses que recorren Barcelona y otras capitales con esta pegatina: "Probablemente Dios no existe. Disfruta de la vida". Son un grupo de ateos que quieren hacer público su ateísmo. ¿A qué se debe este revuelo? Posiblemente a que hoy no existen dictaduras que prohiban estas manifestaciones y a que ellos se sientan frustados por la imagen de Dios, que la religión moralizante llena de prohibiciones en desuso les ha dado. En ese caso el mismo Dios no se identica con esa religión que no ha sabido evolucionar con la mentalidad del hombre/mujer de hoy, como veremos.
Decíamos también que los teólogos de la muerte de Dios hablan de "ateísmo cristiano", porque el mismo Jesucristo se alzó contra los dirigentes religiosos de su tiempo. En ese sentido él mismo se manifestaba ateo. El Dios que él anucia no es moralista ni legalista, simplemente quiere vida abundante y plena para todos los seres humanos. El es el principio de esa vida y nos ha dado un solo mandamiento que la hace fluir en abundancia para todos: el de amarnos unos a otros como él nos ha amado.
El origen del ateísmo está en el egoísmo humano. De modo que, si los que se declaran ateos no son egoístas, sino que quieren que todos los hombres/mujeres puedan disfrutar de la vida y se esfuerzan por conseguirlo, es claro que no son ateos, sino creyentes anónimos porque Dios está con ellos. Ahora bien, si ese disfrute es un hedonismo insolidario, ajeno a la vida de los demás es puro egoísmo y ateísmo.
Yo me atrevo a decir que hay más creyentes anónoimos, es decir, que no saben que creen, que ateos puros. Y estos últimos estarían entre los grandes potentados que dirigen el destino del mundo, que hacen fluir el torrente del agua de la vida hacia su propio molino exclusivamente, ajenos a las masas ingentes de pobres que están creando.
Por tanto no hay que responder con credos fundamentalistas o tradicionalistas a las manifestaciones públicas de ateísmo que se suceden estos días. Zubiri que se hizo eco ya del problema se sentía optimista. El no descartaba la posibilidad de que este hombre alejado de Dios despierte como de un sueño, encontrándose en Dios y reconociendo que en su ateísmo no ha hecho sino estar en El. Entonces se encontrará religado a Dios, no para huir del mundo de los demás y de sí mismo, sino para sostenerse en el ser, porque Dios no se manifiesta primariamente como negación sino como fundamentación.
En este sentido el libro del obispo anglicano de Woolwich, Honest to God (Honestos con Dios), señala la ruptura existente entre la forma de expresión en el cristianismo tradicional con la mentalidad y civilización actuales. Su empeño es que la presentación del mensaje cristiano sea significante para el hombre de hoy. El obispo pone el origen de la ruptura en haber predicado un Dios en lo alto de los cielos.
Este lenguaje simbólico distorsiona la imagen de Dios, porque le coloca fuera del mundo y de nuestro horizonte humano. Al tú eterno se le encuentra en el tú finito, en relación con otras personas y en la adhesión al orden natural de las cosas. Por lo que se impone una reintegración del cristianismo a la vida del hombre contemporáneo.
Se ve necesario, pues, el lenguaje laico y secular propio de nuestro tiempo, porque el metafísico y abstracto no lo comprende el hombre de hoy. J.Ortega y Gasset ya lo intuyó en su día y criticó el acaparamiento de Dios que hacen las distintas religiones, sin darse cuenta de que "Dios es también un asunto profano". La religión, dice, consiste en un conjunto de actos de fe, plegarias etc. dirigidos a la divinidad. Sin embargo, hay que decir que la realidad divina tiene otra vertiente, en la que se prenden actos mentales ajenos a la religiosidad.
"En este sentido cabe decir que hay un Dios laico, y este Dios o flanco laico de Dios, es lo que está ahora a la vista". (Dios a la vista II, 493ss).
El escriturita J. Pikaza dice que el cristianismo primero muy pegado al judaísmo comenzó siendo laico o secular, incluso en los primeros años de expansión eclesial: no tenía sacerdotes ni sacrificios cultuales. Jesús fue laico y sus primeros seguidores tenían una vinculación comunitaria de tipo espiritual en línea laico-secular (Jn 4, 21;; Rom 12, 1) sin templos ni ceremonias separados de la vida, hasta el punto de que los antiguos romanos los consideraban ateos por no tener culto oficial externo.(J. Pikaza, en 10 Palabras clave sobre secularización.
El pasado día 10 en el artículo titulado "ateísmo cristiano" decía que si el tema interesaba a los lectores, podíamos seguir con él otro día. Pues bien, he de decir que se leyeron 206 páginas en esa fecha, así que interpreto que el asunto interesa y por eso seguimos en él hoy.
Como saben ha sido motivado por los autobuses que recorren Barcelona y otras capitales con esta pegatina: "Probablemente Dios no existe. Disfruta de la vida". Son un grupo de ateos que quieren hacer público su ateísmo. ¿A qué se debe este revuelo? Posiblemente a que hoy no existen dictaduras que prohiban estas manifestaciones y a que ellos se sientan frustados por la imagen de Dios, que la religión moralizante llena de prohibiciones en desuso les ha dado. En ese caso el mismo Dios no se identica con esa religión que no ha sabido evolucionar con la mentalidad del hombre/mujer de hoy, como veremos.
Decíamos también que los teólogos de la muerte de Dios hablan de "ateísmo cristiano", porque el mismo Jesucristo se alzó contra los dirigentes religiosos de su tiempo. En ese sentido él mismo se manifestaba ateo. El Dios que él anucia no es moralista ni legalista, simplemente quiere vida abundante y plena para todos los seres humanos. El es el principio de esa vida y nos ha dado un solo mandamiento que la hace fluir en abundancia para todos: el de amarnos unos a otros como él nos ha amado.
El origen del ateísmo está en el egoísmo humano. De modo que, si los que se declaran ateos no son egoístas, sino que quieren que todos los hombres/mujeres puedan disfrutar de la vida y se esfuerzan por conseguirlo, es claro que no son ateos, sino creyentes anónimos porque Dios está con ellos. Ahora bien, si ese disfrute es un hedonismo insolidario, ajeno a la vida de los demás es puro egoísmo y ateísmo.
Yo me atrevo a decir que hay más creyentes anónoimos, es decir, que no saben que creen, que ateos puros. Y estos últimos estarían entre los grandes potentados que dirigen el destino del mundo, que hacen fluir el torrente del agua de la vida hacia su propio molino exclusivamente, ajenos a las masas ingentes de pobres que están creando.
Por tanto no hay que responder con credos fundamentalistas o tradicionalistas a las manifestaciones públicas de ateísmo que se suceden estos días. Zubiri que se hizo eco ya del problema se sentía optimista. El no descartaba la posibilidad de que este hombre alejado de Dios despierte como de un sueño, encontrándose en Dios y reconociendo que en su ateísmo no ha hecho sino estar en El. Entonces se encontrará religado a Dios, no para huir del mundo de los demás y de sí mismo, sino para sostenerse en el ser, porque Dios no se manifiesta primariamente como negación sino como fundamentación.
En este sentido el libro del obispo anglicano de Woolwich, Honest to God (Honestos con Dios), señala la ruptura existente entre la forma de expresión en el cristianismo tradicional con la mentalidad y civilización actuales. Su empeño es que la presentación del mensaje cristiano sea significante para el hombre de hoy. El obispo pone el origen de la ruptura en haber predicado un Dios en lo alto de los cielos.
Este lenguaje simbólico distorsiona la imagen de Dios, porque le coloca fuera del mundo y de nuestro horizonte humano. Al tú eterno se le encuentra en el tú finito, en relación con otras personas y en la adhesión al orden natural de las cosas. Por lo que se impone una reintegración del cristianismo a la vida del hombre contemporáneo.
Se ve necesario, pues, el lenguaje laico y secular propio de nuestro tiempo, porque el metafísico y abstracto no lo comprende el hombre de hoy. J.Ortega y Gasset ya lo intuyó en su día y criticó el acaparamiento de Dios que hacen las distintas religiones, sin darse cuenta de que "Dios es también un asunto profano". La religión, dice, consiste en un conjunto de actos de fe, plegarias etc. dirigidos a la divinidad. Sin embargo, hay que decir que la realidad divina tiene otra vertiente, en la que se prenden actos mentales ajenos a la religiosidad.
"En este sentido cabe decir que hay un Dios laico, y este Dios o flanco laico de Dios, es lo que está ahora a la vista". (Dios a la vista II, 493ss).
El escriturita J. Pikaza dice que el cristianismo primero muy pegado al judaísmo comenzó siendo laico o secular, incluso en los primeros años de expansión eclesial: no tenía sacerdotes ni sacrificios cultuales. Jesús fue laico y sus primeros seguidores tenían una vinculación comunitaria de tipo espiritual en línea laico-secular (Jn 4, 21;; Rom 12, 1) sin templos ni ceremonias separados de la vida, hasta el punto de que los antiguos romanos los consideraban ateos por no tener culto oficial externo.(J. Pikaza, en 10 Palabras clave sobre secularización.