El Papa en Africa

¿Estará el Papa, en su primer viaje a Africa, Angola y Camerún concretamente, de acuerdo con los teólogos africanos que han desenmascarado la gran mentira de identificar deshumanización organizada y violenta con la voluntad de Dios?

Misioneros y teólogos claman para que se tome conciencia de tanta pobreza y violencia y que esta tierra desolada se torne en tierra de promisión. Están persuadidos de que el Evangelio que anuncian es inútil, si no se traduce en buena noticia para los pobres, puesto que está dirigido a ellos (Lc 4, 18).

El grito del hombre africano, que recogió el teólogo camerunés Marc Ela hace unos años, no debería pasar desapercibido a los auropeos, el Papa también los es, que tenemos mucha culpa de lo que sucede en Africa. Nosotros hemos extraído sus riquezas y hemos dejado el campo abonado para la guerra, la desolación y la pobreza. Los colonizadores no han acompañado al hombre africano hacia su promoción humana, cultural, social y política.

El mismo Evangelio, como indicaba antes, tampoco portaba un mensaje liberador, porque miraba sólo a las almas. En cambio, Jesús está atento a los cuerpos, a las personas, por eso intenta a toda costa un cambio de sociedad en la que impere la solidaridad, lo que le irritó a los dirigentes del pueblo, que firmaron su sentencia de muerte.

Pero se han espiritualizado excesivamente el mensaje y los gestos de Jesús. El mismo Papa Benedicto XVI no está exento de culpa.¿Pedirá perdón a Africa públicamente por ello? ¿O se limitará a confirmarlos en una fe resignada?. Le bastaría con aprender de los teólogos africanos.

Veamos como interpreta uno de ellos el relato evangélico de la multiplicación de los panes y los peces (Mt 14, 13-21): Jesús predicaba a una muchedumbre en un lugar desierto. Llegado el momento de la comida, unos habían llevado alimentos y otros no.

Jesús y sus discípulos tenían cinco panes y dos peces; ellos sugirieron al Maestro que aconsejara a la gente que fueran a compar algo para comer. Jesús dijo: "No, dadles vosotros de comer". Jesús hizo que la gente se sentara en grupos de cincuenta, y tomando los panes y los peces, mandó que los distribuyeran.

Entonces, o bien Jesús pidió a los que habían llevado comida que hicieran lo mismo dentro de su grupo o simplemente dichas personas, al ver cómo Jesús y sus discípulos repartían su comida, comenzaron por propia iniciativa a abrir sus cestas y a repartir el contenido.

El milagro consistió en que tantas personas dejaran de prondo de sentirse propietarios de su comida y comenzaran a repartirla, descubriendo que había más que suficiente para dar de comer a todos. Se nos dice que recogieron doce cestos de sobras de pan y pescado.

"Las cosas tienden a multiplicarse cuando se comparten", es la conclusión a que llega Albert Nolan, teólogo dominico africano.

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El Papa ha dicho antes de partir: quiero abrazar a
Africa entera.

"Póntelo-pónselo". Benedicto XVI antes de aterrizar
en Africa ha negado el uso del preservativo, aunque
hay 25 millones enfermos de sida en el continente
africano. Cree que es más eficaz y pastoral la
humanización sexual.
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