Rectificar en Euskadi

El problema en el que están metidos los nacionalistas vascos con las tesis soberanistas respecto a España, no hace más que revivir, mutatis mutandis, un problema anterior: el problema de España respecto a Europa.

La historia de España puede resumirse en la historia de su resistencia a la cultura moderna, que no es otra que la cultura europea. España ha sido en único pueblo europeo que ha resistido a Europa. Lo que la ha carecterizado en su larga historia ha sido su empecinamiento en permanercer encerrada en su identidad arcaica y no querer cambiar.

Los españoles durante muchos siglos hemos sido auténticos narcisos y no hemos querido ser como otros pueblos. Un trágico problema para nuestro filósofo más universal Ortega, porque esto significa cerrarse a la cultura que es permanente cambio e incluso destrucción necesaria de los propios pueblos que la crean.

Cuando un pueblo se niega a cambiar y centra toda su fuerza en conesrvar su identidad, en contra de la misma cultura, ese pueblo se está suicidando y es prueba de que estamos ante "una raza que muere por instinto de conservación". La educación democrática que el partido socialista quiere introducir en las escuelas del País Vasco, puede ayudar a las jóvenes generaciones a abrirse a España y al mundo.

Hace unos días presenciábamos algo insólito. Por primera vez un presidente de Gobierno, Ibarretxe acudía, junto a su mayor opositor Patxi López, ante en Tribunal Superior del Palacio de Justicia de Bilbao, acusados los dos y algunos más de dialogar con ETA y de desobediencia a la ilegalización de Batasuna por el Tribunal Supremo. He de decir que en eso de dialogar con todo el mundo para terminar con la violencia somos muchos los que estamos de acuerdo.

A parte de esto Ibarretxe expresaba en una ocasión a R. Zapatero lo siguiente: "Llevamos ciento sesenta años de convivencia frustada". Pues bien, hasta su incorporación a Europa España sufró esta misma frustración. Una vez incorporada a la UE, España ha sido reconocida en el mundo y ha adquirido un gran prestigio en él.

Del mismo modo, si Euskadi acepta la realidad española en toda su integridad, olvidando los fantasmas del pasado, de los que no somos culpables, sino víctimas, los ciudadanos actuales, Euskadi será admitido plenamente en Europa y en el mundo entero. Pero no podemos ignorar que el mundo hoy camina hacia la integración de las naciones y no hacia su desmembración.

En España llevamos, esta última etapa de nuestra historia, más de 30 años rectificando, con aciertos y desaciertos. Ahora corresponde rectificar a Euskadi y debería hacerlo en la línea integadora en que se mueve el mundo, de lo contrario corre el peligro de quedar colgado sobre el vacío de la historia.
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