Vuelta a la Evangelium Vitae

En cierto sentido la útima encíclica de Benedicto XVI Caritas in Veritate, es una relectura de la Evangelium Vitae de Juan Pablo II, en la que el Papa polaco aboga porque triunfe el amor en un mundo que se manifiesta cruel e insolidario.

Más allá de todo reduccionismo en su lectura, ha de imponerse una visión completa de la vida del hombre/mujer en la tierra en su frondosa diversidad. Por tanto manifiesta una visión miope de la encíclica, 1995, quien se fije sólo en la defensa de la vida de los que están en el seno materno y desde el mismo instante de su cocepción.

Esta lectura no es correcta, porque el evangelio, como la vida misma, no admite límites en su dinamismo expansivo. Lo que quiere decir que hay que defender con la misma pasión, y desde todas las tribunas, los derechos de muchos hombres/mujeres nacidos a quienes se les niegan sistemáticamente o estan amenazados de ello.

La encíclica del Papa polaco se opone a todo lo que lesione la vida humana, como pueden ser la falta de recursos para vivir dignamente, el paro, la discriminación racial etc. En todos estos casos lo que impera es una cultura de la muerte. ¿Por qué no nos comprometemos todos en erradicarla? ¿Es que hay cuestiones que no queremos tocar, porque ponen en peligro nuestra situación privilegiada?. Si es así, hemos de dudar de nuestro cristianismo.

Aunque hay temas en la encíclica Evangelium Vitae que, como la pena de muerte, aceptada en situaciones muy excepcionales, lo mismo que el mencionado del aborto, control de la natalidad, eutanasia etc. que han suscitado polémica, ésta ha ayudado a que resplandezca más la verdad sobre toda la vida humana.

La encíclica tiene una parte verdaderamente profética en que la Iglesia alza la voz en "defensa de los pobres del mundo y de quienes están siendo amenazados, despreciados en sus derechos humanos". Derechos que, en el magisterio del obispo Pedro Casaldáliga, son derechos divinos.
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