La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y deforme, ¡tan disparatada!
sobre el campanario.
Antonio Machado
Capítulo XI Clamor de lo Profundo
(Cont., viene del día 2)
Se da realmente una impotencia de Dios. Si Él pudiera impedir el sufrimiento de los inocentes y la opresión de los pobres, no habría sufrimiento y opresión.
Pero, por encima de esta impotencia, creemos que hay otra instancia, otro ámbito, en que quedan abiertas otras posibilidades de Dios. Lo que. desde nuestro punto de vista y nuestra experiencia, definitivamente sin sentido, no acabó sin remedios. Abierta queda una esperanza. Esto es la fe.
El Dios vivo, el Padre de Jesús, no tiene nada que ver con ese Señor impasible que, para su mayor gloria, permite "en sus justos juicios" que las criaturas sufran horriblemente. Esa impasibilidad es una concepción helénica, que se introdujo en la teología cristiana y la alejó del Evangelio. Dios se parece más a la mujeruca que barre incansablemente en busca de una monedilla perdida. Al fin la encuentra y se lleva una gran alegría (Lc 15, 8-10).
Jurgen Moltmann ha puesto de relieve que en Jesucristo condenado por Pilato, crucificado y muerto, Dios Padre no es impasible. Si el Hijo sufre y muere, con él, de otro modo, pero con la más honda realidad, el Padre sufre y hasta muere.
¿Qué Dios es éste? ¿El Dios de los "teístas" o el Dios de los "ateos"? Es el Dios misterioso y escondido; el Dios humano que, en su Hijo, ha probado el dolor. Es el Dios que no puede evitar que el Hijo muera, porque lo ha entregado por amor a los hombres. Lo ha hecho entrar en la brega.
Es el Dios impotente, fuerte sólo en su amor. Su debilidad es nuestra salvación. Pero es el Dios que resucitó a Jesús, abriendo una esperanza allí donde no parecía quedar ninguna.
"Si Dios da una muestra de su divinidad resucitando a este crucificado ¿dónde estaba y quién era ese Dios cuando Jesús sufría la crucifixión? ¿Acaso Dios toleró todo esto manteniéndose al margen? ¿Se escondió mientras esto sucedía? Si la fe en la resurrección hace que la cruz del abandonado parezca un enigma, sin duda es la cruz la que debe dar el sentido de esta fe pascual" (Moltmann).
La muerte y la resurrección nos hacen tocar la verdad de aquella palabra del cuarto Evangelio: "A Dios nadie lo ha visto nunca: el Hijo único, que está en el seno del Padre, lo ha manifestado" (Juan 1, 18). Lo manifiesta misteriosamente en el amor, en la esperanza y en la fe.
Ver: JM. Díz Alegría, Rebajas teológicas de otoño
Desclée de Brouwer 1980
PD. Ciudad del Vaticano (AICA): El Santo Padre recibió esta mañana, martes 9 de abril, en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban- Ki-Moon, que luego se reunió con el cardenal Tarcisio Bertone ,Secretario de Estado del Vaticano, a quien acompañaba monseñor Antoine Camilleri, subsecretario para las Relaciones con los Estados. Las serias situaciones que se están viviendo en Siria, en la península coreana y en el continente africano, la trata de personas, los refugiados y emigrantes fueron algunos de los temas, de interés recíproco, que abordaron durante el encuentro.
“El encuentro -informa un comunicado de la Sala de Prensa vaticana- se sitúa en la línea de las audiencias que los pontífices conceden a los diversos Secretarios Generales de las Naciones Unidas y expresa la estima de la Santa Sede por el papel clave de las Naciones Unidas en la defensa de la paz en el mundo, en la promoción del bien común de la humanidad y en la tutela de los derechos fundamentales del ser humano”.
“En las conversaciones, caracterizadas por la cordialidad, se abordaron cuestiones de interés recíproco. En particular se habló de las situaciones de conflicto y de grave emergencia humanitaria, sobre todo en Siria, y de otras, como las de la península coreana y del continente africano, donde la paz y la estabilidad se ven amenazadas. Se trató igualmente los problemas de la trata de personas, especialmente de las mujeres, y los de los refugiados y emigrantes.
Ban-Ki Moon, que inició hace poco su segundo mandato, presentó al Santo Padre su programa para el próximo quinquenio, centrado, entre otras cosas, en la prevención de los conflictos, la solidaridad internacional y el desarrollo económico de las naciones”.
“El papa Francisco recordó también el aporte de la Iglesia Católica, a partir de su identidad y de los medios que le son propios, en favor de la dignidad humana integral y de la promoción de una “cultura del encuentro” que concurra a los fines institucionales más elevados de la ONU”.+