La cigüeña sobre el campanario

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La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y deforme, ¡tan disparatada!
sobre el campanario.
Antonio Machado

¡Yo creo en la esperanza...!
El credo que ha dado sentido a mi vida


8. Desmitologización y recuperación de la esperanza

(Cont., viene del día 7)

Lo que es indudable para mí, creyente en Jesucristo, es que llevar adelante esta fe, con actitud ético-profética y con insobornable oposición a la actitud ontologico-cultualista, es estar en la corriente escatológica del Reino de Dios que avanza. Aquí procuro yo mantenerme a pesar de tantos defectos e incoherencias.

Por lo demás, la secularización radical (el abandono de toda "profesión" explícita de fe en Jesucristo, la pérdida de todo sentido de "gracia" y de plegaria _al menos en el campo de la conciencia conceptualizable y expresable como autoconciencia refleja_), no constituye por sí misma una garantía de que el secularizado vaya a estar al servicio de la justicia y de la fraternidad y no de la opresión y el egoísmo.

Esa es otra razón por la que el deseo incondicionado de servir al Reino, en actitud ético-profética, no impone la opción de una secularización radical, es decir, la renuncia a la explícita "profesión" de la fe en Jesús.

Por otra parte, para quien mantiene esta fe en el Señor resucitado, como yo la mantengo, es un mandato irrenunciable de la esperanza escatológica que los verdaderos "hijos del Reino", aunque en su existencia histórica hayan sido ateos o radicalmente secularizados, se encontrarán un día con el Cristo verdadero que les dice: "¡Venid!". Este es el sentido de la parábola sobre el juicio final en Mateo.

Así, la fe explícita, vivida en actitud ético-profética coherente, puede ser y debe ser, en todo caso, un "signo" escatológico.

Por encima de todas las incertidumbres de la historia, en diálogo abierto con los hombres, con deseo de ser fiel a la exigencia ético-profética que viene del Evangelio con la libertad que El nos ganó, yo proclamo mi fe en Jesús, que es el Ungido (el Cristo) de Dios, el Resucitado, el Señor del tiempo y de la historia.

Ver: José Mª Díez-Alegría, ¡Yo Creo en la Esperanza!
Desclée de Brouwer 1972
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