La cigüeña sobre el camparario

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La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y deforme, ¡tan disparatada!
sobre el campanario.
Antonio Machado


Capítulo VI

Teología desde la carne

Después del trauma tremendo de la ejecución de Jesús a manos de los romanos, Pedro y sus compañeros quedaron anonadados. Jesús había acabado para ellos. Pero inesperada, misteriosamente, se les hizo presente vivo, y creyeron en él.

Los más antiguos testimonios son de una sobriedad impresionante. Los relatos de las apariciones en Mateo, Lucas y Juan, son elaboraciones posteriores, pedagógico-legendarias.

(Me inclino a considerar histórico el hecho de que las mujeres creyeron antes que los hombres. Digan lo que digan los jerarcas, la marginación de la mujer en la Iglesia no es conforme al Espíritu. Los protestantes están más inspirados y cercanos al sacerdocio de la mujer).

En el testimonio de Pablo a los corintios, encontramos elementos de la tradición más antigua: "Os transmití, ante todo, lo que yo mismo había recibido, que Cristo(el Mesías)murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día conforme a la Escrituras, que se apareció a Cefas(Pedro) y luego a los doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales aún viven, otros han muerto. Luego se apareció a Santiago; más tarde a todos los apóstoles(I Cor., 15, 3-7).

Se afirma escuetamente que hubo apariciones, sin escenografía alguna. Las apariciones no son hechos puramente objetivos, que puedan constatarse empírica o científicamente en actitud neutral, como la del entomólogo que descubre la presencia de una nueva mariposa, posada en una rama.

Pedro y los suyos tuvieron una experiencia de Jesús viviente, que fue, inseparablemente, una experiencia de fe: lo vieron creyendo, y creyendo vieron. Lo esencial del hecho de las apariciones fue la fe, que vino(miteriosamente) a sus corazones, y en la que Jesús, viviente por encima de la muerte, estaba con ellos. Esta primacía de la fe viene claramente indicada por el Evangelio de san Juan, en el relato de la aparición a Tomas, el incrédulo:"Porque me has visto has creído"(Juan 20, 29). Así se cierra en cuarto Eangelio.

El don del Espíritu a los apóstoles no consistió en darles una experiencia demostrativa de la resurrección. El don fue la fe, en que la incredulidad se deshizo, como la niebla al sol.

Ver: JM. Díez Alegría, Rebajas de Otoño
Ed Desclée de Brouwer


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