Caso Arregi: ¿Salir de un tipo de obediencia?
No es un tema de Iglesia, en cuanto tal, pues tanto Arregi como aquellos que pueden criticarle quieren ser iglesia, aunque con matices distintos. Decir que el obispo es más iglesia que un fraile o un laico no tiene sentido.
No es un problema de enfrentamiento de religiosos, pues Arregi y sus hermanos franciscanos han actuado siempre con gran fidelidad al evangelio y con gran fraternidad, tanto por lo que toca al P. Provincial (T. Zuriarrain) como por lo que toca al guardián de Arantzazu (que se llama también Joxe María Arregi).
Es un tema de institución, es decir, de organización estructural de la Iglesia, desde la perspectiva del obispo. Un tema difícil de arreglar, mientras un tipo de Iglesia se gobierne desde arriba, como se gobierna. Todo me permite pensar que no tiene solución fácil. Creo que sé algo de estas cosas, creo que conozco a parte de los implicados y así puedo y quiero ofrecer mi versión.
No se trata, por tanto, de no-obedecer, sino de "salir" de un tipo de obediencia, para colaborar (con dolor, en libertad fraterna) en la edificación de la Gran Iglesia. Así siento y formulo yo el "caso Arregi". El Papa Benedicto XVI ha dicho que este papado es hoy una de las grandes dificultades para la comunión de los cristianos. Tengo la impresiòn de que algunos obispos son hoy una gran dificultad para que en ciertos lugares surja o se mantenga una comunión extensa, en la línea del Jesús que dijo "quien no está contra nosotros está con nosotros" (Mc 10, 40).
(En la imagen la experiencia de Francisco en San Damián: no dejar que la Iglesia se caiga... no dejar que la cruz se pervierta)
Seis temas, un problema
Supongo conocido lo que se ha venido diciendo sobre el cso Arregi, ya dije algo del tema en el post del pasado 26 y en de ayer. Hoy sigo y quisiera cerrar por un tiempo ese tema, para que Joxe Arregi pueda descansar, para que todos podamos dedicarnos a ser lo que somos (quienes somos) con paz, para que no caiga la iglesia de San Damián, para que su Cruz nos siga iluminando, para que se mantenga en camino franciscano..
1. Orden de San Francisco. Teóricamente, el P. Provincial y la Orden Franciscana podrían plantar cara al Obispo y plantear unos procesos canónicos. Pero estoy convencido de que no lo harán por espíritu cristiano y franciscano (Francisco mandó a sus frailes que fueran "católicos", es decir, universales, miembros de la Iglesia). Estoy convencido de que los franciscanos no quieren un conflicto eclesial. Por otra parte, desde el Derecho Canónico tienen un margen pequeño de maniobra. Si quieren seguir siendo lo que son (una Orden religiosa clerical, con santuarios importantes, como el de Arantzazu, en la diócesis de San Sebastián), tienen que pactar con el obispo, especialmente en este momento delicado de la vida de la Iglesia. Son gente buena, lo sé por experiencias, sufrirán y actuarán con la mayor bondad posible.
2. El obispo de San Sebastián. No le conozco personalmente, aunque le oído muchas veces en Radio Maria. No me gusta su teología y su forma de entender la Iglesia, aunque pienso que tiene derecho a pensar de esa manera. El problema (a mi juicio bastante grave) es que le hagan obispo,siendo como es, pensando como piensa, y además de una diócesis donde es necesaria una mano que cura. Él no tiene la culpa. Estoy convencido de que actúa con buena intención, aunque las cosas que ha dicho (no desmentidas por él) son objetivamente graves. Si habría un medio "normal" debería ser relevado de esa iglesia de San Sebastión (y supongo que lo será) en unos pocos años. Puede hacer mucho bien a la sociedad desde otro lugar. De todas formas, a la corta, no va a cambiar,según el principio de "sostenella e non..."
3.Joxe Arregi. En otras circunstancias, Arregi podría callar por 10 años (¿será ese el tiempo de crisis?) o ir a América. Pero no creo que una solución como esa sea ya viable, ni la mejor. El caso de “castigo” y silencio más clamoroso (y en el fondo parecido al de Arregi) que conozco es el de Congar, al que “desterraron” a Jerusalén, hace sesenta años, en tiempos del glorioso Papa Pio XII. “Obedeció” con ruptura interna (es decir, desobedeciencia internamente)… Pues bien, pasados los años, llegó a pensar y dijo (escribió) que su obediencia de entonces había sido una actitud poco cristiana, que hubiera sido mejor oponerse a los dictados de la autoridad como aparece de un modo impresionante en Diario de un teólogo, Trotta, Madrid 2005). Hay un tipo de obediencia a Dios y a la conciencia, a la libertad del evangelio, que es más importante que la obediencia canónica. Congar respondió de una forma ejemplar, pero hubiera sido quizá más ejemplar (como él dijo más tarde) “obedecer” de otra manera, saliendo de la obediencia inmediata del “obispo”.
4.Una salida, renunciar a la lucha. En ese sentido, sin querer influir nada en Arregi, ni en los franciscanos, sus hermanos (suponiendo que Mons. Munilla no a a cambiar), pienso que la mejor actitud puede ser la de “salir de la obediencia”. No se trata de “no obedecer”, sino de salir del campo en el que hay que obedecer, si uno quiere vivir en libertas evangélica. Los hermanos “guardianes” de la Provincia y de la Orden, como Institución, tienen que obedecer al obispo (aunque sea con gran dolor); a ellos como Institución, en principio, no les queda otro remedio. Pero Joxe Arregi, como hermano concreto, para no tener que “acatar” la orden del Obispo, para obedecer mejor a su conciencia y al espíritu de Francisco de Asís, puede “abandonar” la vida clerical oficial de la Orden… De esa manera “no obedece” a su obispo (ni a una posible orden de sus superiores), pero tampoco desobedece, pues ya no le pueden mandar desde arriba. Simplemente, deja de ser “súbdito” clerical del obispo. Es curioso, esta Iglesia episcopal tiene todos los poderes para imponerse a un “clérigo”; pero no tiene prácticamente ninguno para mandar a un cristianos “normal”. De esa manera, si Arregi se vuelve al estado cristiano, sin más… (si deja la estructura clerical) puede hacer y decir lo que él quiera, según conciencia, y ningún obispo le va a decir prácticamente nada. De esa manera, según conciencia, J. Arregi puede asumir las consecuencias de su seguimiento de Jesús y asumir las exigencias de su causa en esta sociedad.
5. Problema de fondo: no hay diálogo teológico (en especial, desde la jerarquía). Estoy convencido (y así lo he podido precisar en conversación con él) que el tema de fondo es la teología de Arregi, que su obispo considera poco “limpia”. Los otros motivos en litigio (un dossier o documento electrónico donde habría informaciones sobre el clero de la diócesis…) terminan siendo de menos peso, incluso secundarias. El tema es de mucho más calado. El tema es el tipo de teología de Arregi, su forma de entender el cristianismo que, a mi juicio, no va en contra no de la Iglesia en cuanto tal, pero sí en contra de la teología de su obispo. Así me decía:
Supongamos que mis ideas teológicas son erróneas; supongamos incluso que son heréticas. No conozco ningún debate teológico de la historia, ninguno, en que la supuesta “herejía” condenada en una época no haya sido reinterpretada, resituada o incluso rehabilitada con el transcurso del tiempo, pero dejo eso de lado.
Concedamos que mis ideas son erróneas o heréticas: ¿será la mejor solución impedir que se expresen, bajo la excusa fácil de que escandalizan a la “gente sencilla”? ¿No será mejor educar a la “gente sencilla”, y educarnos en primer lugar a nosotros mismos, para la pluralidad y el debate de las ideas? Me sorprende que en el siglo XXI, en esta era de la información acelerada y globalizada, los cristianos sigamos creyendo más en la censura que en la libertad de expresión, la tolerancia de las ideas y el diálogo abierto.
Por otro lado, ¿se juega acaso lo fundamental de la fe cristiana en ideas y creencias? Todas las ideas y todas las creencias, todas las doctrinas y todas las formulaciones dogmáticas dependen de marcos interpretativos: ¿se juega lo nuclear del evangelio en unas interpretaciones que dependen de unos marcos lingüísticos, como el sentido de una frase depende de una lengua y de su gramática particular (toda lengua y toda gramática son particulares, no lo olvidemos; se refieren, sí, a lo universal, pero nunca lo aprehenden)?
¿No consiste la teología más que nada en el esfuerzo por liberar la fe de sus interpretaciones para abrirla de par en par al misterio y a la vida? Las ideas, como las religiones, son buenas en la medida en que nos dan respiro y nos hacen mejores. Mis ideas teológicas, mis reinterpretaciones dogmáticas ¿impiden realmente a la gente, no sólo a “los de fuera” o a los “alejados”, sino a los de dentro y a los más de cerca (si alguien se siente todavía realmente capaz de decir: “éste está dentro, aquél está fuera”), les impiden acaso respirar y ser mejores? No digo que no, pero ése es el criterio, ésa es la medida, y sea ésa la pregunta. Y esto vale igual para el aula de teología o la basílica de Arantzazu.
6. Teología e Iglesia. El tema de fondo es, por tanto, la teología de Arregi, su forma de entender la vida cristiana, su manera de ver el seguimiento de Jesús, una teología que para algunos resulta peligrosa, pues no se ajusta sin más al pensamiento normativo (que quiere ser normativo) de la estructura.… Y aquí nos encontramos ante el gran reto, ante la inmensa “debilidad” y grandeza de nuestra iglesia. Lo normal sería poder hablar de la teología de Arregi, públicamente, poder dialogar sobre ella, en foros universitarios y eclesiales y que el obispo estuviera allí presente, como hermano entre hermanos, sin imponer ni promover ninguna línea, sino la fraternidad. Pero esos foros no y de hecho nadie dialoga, sino en pequeños círculos cerrados, porque hay reservas y miedos. Nos hallamos en un momento "delicado" de la vida de la Iglesia, con riesgo de "dos verdades" que no dialogan, con riesgo de "dos obediencias...". La estructura eclesial (en este caso Munilla) podrá triunfar y triunfará... pero me temo que su triunfo será a costa de verdadero cristianismo.
Conclusión. ¿Una Iglesia que hace a los hombres y los deshace?
Hay un antiguo refrán donde se dice que “Castilla faz a os omes o os desfaz”, hace a los hombres y los deshace después (hombre se tema aquí en el sentido de persona).
Arregi es un hombre de Iglesia y de orden franciscana… La Iglesia le ha hecho, la Iglesia le enseñado a amar a Jesús y a vivir en libertad el evangelio… Pero ahora corre el riesgo de que otro tipo de Iglesia le deshaga.
El problema, tal como está planteado, no tiene fácil solución. Los “insultadores” de turno empezarán a culpar a un tipo de Iglesia o a Arregi, o a un tipo de teología. Ya los he oído, hablando incluso de barraganas. Quienes así hablan no son cristianos.
Yo no quiero echar la culpa al obispo. És es así, se sabía que lo era, le han nombrado, hace que lo que sabe y lo que quiere… Pero corre el riesgo de convertir su diócesis en un desierto o en una colonia conquistada por algunos extremados. Que Dios le ampare.
Tampoco quiero ni puedo condenar a Arregi, pero es inmensamente triste encontrarte de pronto, un día, siendo ya mayor… no pudiendo estar de hecho en el lugar en el que estabas…. Y es también triste para sus hermanos de casa, Zuri Joxe M. Arregie, entre otro… inmensamente triste ver cómo se les rompe un tipo de casa, un tipo de “orden” … Pero ellos saben, por encima de un tipo de casa y de orden que hay una fraternidad cristiana, un sueño de Iglesia. A mí me lo demostraron el año 2003, como dije el otro día. También se lo demostrarán a Jose Arregi, estoy seguro.
Voy a dejar pasar dos días. Después hablaré de Francisco, nuestro hermano. Me gustaría que la respuesta a este post fuera ante todo de silencio reverente, ante todos, por humanidad, en respeto y amor.
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