El Diablo del Capital: No se puede servir a dos señores
No se puede servir a dos señores;
-- pues, o bien, odiará a uno y amará al otro,
-- o se vinculará con uno y despreciará al otro:
No podéis servir a Dios y a Mamón (Lc 16, 13).
Así ha dicho el Papa Francisco en Santa Marta (2013/09/20):
"El dinero enferma el pensamiento y la fe y nos hace ir por otro camino... De la idolatría del dinero nacen males como la vanidad y el orgullo que nos vuelven "maníacos de cuestiones ociosas". "No puedes servir a Dios y al dinero. No se puede: ¡o uno o el otro! ¡Esto no es comunismo, eh! ¡Esto es Evangelio puro! ¡Estas son las palabras de Jesús! (cf. RD, 20-09-13).
((Texto italiano en Radio Vaticana: http://it.radiovaticana.va/news/2013/09/20/il_papa
“‘Non puoi servire Dio e il denaro’. Non si può: o l’uno o l’altro! E questo non è comunismo, eh! Questo è Vangelo puro! Queste sono le parole di Gesù! Cosa succede col denaro? Il denaro ti offre un certo benessere all’inizio. Ma. va bene... Poi ti senti un po’ importante e viene la vanità. Lo abbiamo letto nel Salmo che viene questa vanità. Questa vanità che non serve, ma tu ti senti una persona importante: quella è la vanità. E dalla vanità alla superbia, all’orgoglio. Sono tre scalini: la ricchezza, la vanità e l’orgoglio”.
Por su parte, el Osservatore Romano del 21.09.13 (http://www.vatican.va/news_services/or/or_quo/text.html) parece evitar la referencia al comunismo, espiritualizando el discurso del Papa.
Teniendo en cuenta lo que ha dicho el Papa, quiero insistir en la palabra final del evangelio (y post) de ayer (parábola del administrador: Lc 6, 1-12). El texto y post de ayer era una preparación, un intento de situar el tema central que viene en ese dicho: no se puede servir (=amar eficazmente) a Dios y a Mamón,
a) Éste es un dicho de “alta política” (servicio a la polis, es decir a los hombres). Y en ese sentido, a Jesús le ha interesado la “alta política”, es decir, el tema de la administración del dinero, y de su relación con la vida de los hombres, tema que tiene algo (mucho) que ver con Dios. Precisamente “por entrar en esos temas” le han matado.
b) El administrador “injusto” puede servir de “ejemplo” (de parábola) para plantear un tema clave: el de las relaciones humanas, el de “ganar amigos” (o ser amigos). No es una teoría, es un ejemplo provocador, pues la misma vida es provocadora
c) Dirá alguno que el dinero es algo “pequeño” (es lo poco, un vil metal) pero está internamente relacionado con “lo mucho”, que es el Reino, el amor mutuo, la humanidad, la gracia. El dinero es lo más parecido a Dios pero por antítesis. Por eso, sigue diciendo el texto, con una dosis de humor: Si uno no se es fiel en lo poco (dinero) no puede ser fiel en lo mucho (el Reino de Dios).
Ésta es la gran sentencia de Jesús:
-- No se puede servir a Dios y… al Dinero (en el lugar donde esperábamos que dijera Diablo o Ídolo o Anticristo, Jesús pone dinero, el Diablo del Dinero).
-- En otros términos: no se puede poner una vela a Dios y otra al Diablo del Dinero. El dinero está ahí, para algo valdrá: pero no se le puede poner una Vela (no se le puede servir) a Dios y al Diablo/Dinero
((Verá el buen lector que la torre del capitalismo actual se parece la torre bíblica de Babel. Nada se ha inventado... Pero hay una diferencia:la Biblia sabía que la torre de Babel se derrumba; algunos defensores del capitalismo piensan que su torre es eterna)).
Tema clave
Toda la vida de Jesús, todo su mensaje y evangelio se centra en este dicho, transmitido también en forma paralela por Mt 6, 24. Hoy quiero comentarlo, siguiendo la palabra de domingo de ayer y situándola ante la fiesta de la Merced (día 24 IX 2013)…, pues la Merced es, por esencia, la forma de convertir el dinero en Merced, es decir, en regalo de libertad (vida y fraternidad de los hombres). Las preguntas de fondo son éstas:
-- ¿puede ser liberador el dinero? ( al servicio de todos los hombres?
-- ¿puede "convertirse" en merced, es decir, en signo de gratuidad?
-- ¿hay un Banco de Dios donde el dinero se vuelve sacramento al servicio de la redención y del amor entre los hombres?
Un tema social… Da la impresión de que la vida de los pueblos ha caído en manos del dinero, es decir de un Mamón que sólo se busca a sí mismo. Hay un dinero (más o menos un 4% que se pone al servicio de la creación de empleo y de bienes…). El resto del dinero (el 96% es dinero al servicio de sí mismo, capital especulativo y financiero que hace y deshace, que destruye a las personas.
Un tema de iglesia… Los grandes problemas de la iglesia actual no son de dogma, ni de pequeña moral, sino los temas del dinero: ¿qué hace la Iglesia para que el dinero sirva para todos? ¿qué ejemplo da la Iglesia de servicio al bien común, a la esperanza del Reino.
Un dicho de Jesús. Dios y Mamón
Es muy difícil aventurar hipótesis históricas, pero todo nos permite suponer que las palabras centrales de ese dicho (no podéis servir a Dios a Mamón o al dinero, con su ritmo antitético, su formulación, su razonamiento, su conclusión) forman parte del mensaje de Jesús, pues se ajustan muy bien a su predicación y movimiento.
Mamón no es el dinero material, sino aquello que el dinero simboliza y realiza, dentro de una sociedad mercantilizada, como la que estaba surgiendo en aquel tiempo Galilea (es el dinero que se vuelve fin en sí mismo).
(a) En principio, el dinero tendría que valer como medio de intercambio, como estímulo creador, como forma concreta de expresar los bienes de la vida y de servir a los hombres (de alcanzar en libertad e igualdad, en justicia y responsabilidad) a todos los hombres. Ese es el dinero que "sirve/ama a Dios" (es decir, que sirve/ama a los hombres).
(b) En aquella economía ya mercantilizada del tiempo de Jesús, al servicio del Imperio, el dinero se había convertido en Mamón, Rey universal (por encima del mismo Imperio): todo se compra y se vende, todo se transforma en dinero. Ésta es la novedad aterradora que Jesús ha descubierto en la sociedad de Galilea, dominada por el nuevo mercantilismo monetario del imperio romano. En este contexto, el condena a Mamón (dinero en absoluto), y afirma que es lo contrario a Dios.
(c) Hoy (año 2013) estamos mucho peor que entonces... En algunas cosas hemos avanzado (no hay esclavitud, hay más seguridad jurídica). Pero en otras hemos retrocedido: el Dinero es hoy más claramente el anti-Dios que en tiempos de Jesús.
Quien sirve al dinero no cree en Dios…
‒- No hay dos dioses (Dios y el dinero), sino uno sólo: o Dios o el dinero
‒ Evidentemente, se puede emplear el dinero, servirse del dinero, como se emplean otras cosas… como medio al servicio del hombre; esto es servirse del dinero…
‒ pero no se puede “servir”, es decir, no se puede convertir el dinero en ídolo absoluto, en un tipo de Dios, pues ello nos convierte en esclavos del dinero (a unos de un modo, a otros de otro)
Ésta sentencia de Jesús nos sitúa ante la confesión de fe de Israel.
-- Frente a Mamón está Dios, el verdadero Dios de Israel, que es el garante de la vida de los pobres. En este contexto se evoca, de un modo bien claro, el primer mandamiento:
“Escucha, Israel, Yahvé tu Dios es Dios uno (único); amarás a Yahvé…” (Dt 6, 4-5; citado por Jesús en Mc 12, 29-30 par).
En el contexto judío (y en la explicación posterior del texto) amar y servir son equivalentes. Frente al amor/servicio de Dios se eleva aquí la gran Idolatría: el servicio al dinero, que constituye la clave de la nueva economía imperial.
La Unidad de Dios… frente al Dinero
Ésta sentencia (no podéis servir a Dios “y” al dinero) es “escatológica”, es decir, nos sitúa ante los últimos tiempos, ante la realidad definitiva. Aquí se elevan frente a frente
-- el Dios Creador (que garantiza la vida de todos los seres)
-- y el Diablo Destructor (que es un demonio “económico”: es decir, el Dinero convertido en algo absoluto, en aquello por lo que vivimos y para lo que vivimos).
Ésta es la lucha final de la historia de los hombres, la revelación apocalíptica:
‒ podemos crear (ser recreados por Dios), en amor mutuo, haciendo así posible la vida de los hombres, en concordia
‒ o podemos destruirnos, quedando en manos del Mamón-Ídolo que nosotros mismos inventamos.
Los nombres de Mamón
a. Éste es el “golem” de la tradiciones místicas judías, es el “dios” de todas las religiones de mentira. Aquí se sitúa la gran decisión entre la vida y la muerte, entre la humanidad y la des-humanidad.
b. Éste es el ídolo, en otro Dios… A los judíos de verdad no les da miedo el ateísmo, que puede ser muy serio… Les da pánico la “idolatría”: Colocar un poder o un dinero en el lugar de Dios, absolutizar a la Bestia.
c. Ésta es la Bestia, como sabe Ap 13, o, quizá mejor el conjunto de todas las bestias (que en el fondo son dos: el poder político-militar y el ideológico) con la prostituta, el “dios bestia final” que se compra y vende y mata todo.
d. Mamón es el “fetiche” supremo, como supo y dijo Marx, con lucidez escalofriante… Y por eso critican a Marx (en este campo) no los que aman la verdad, sino los que quieren esconder la verdad en su deseo de dinero, el gran Fetiche, el gran engaño.
-- Un dicho de la comunidad Q de Galilea (hombres y mujeres que amaron a Jesús y recogieron de un modo emocionado su enseñanza)
No sabemos cómo fue, no podemos describirla con todos los detalles, pero existió esa comunidad y ha dejado sus huellas en los evangelios de Mateo y Lucas.
-- Fue una comunidad de seguidores de Jesús, que mantuvieron su movimiento y esperanza en Galilea, poniendo de relieve dos rasgos de su mensaje: la necesidad de conversión (ética) y la llegada de los últimos tiempos (escatología).
-- Ellos, los miembros de esta comunidad, transmitieron y recrearon este dicho de Jesús, con la oposición entre Dios y Mamón, interpretándolo como resumen y compendio de su mensaje.
Éstos parecen ser los rasgos que pusieron de relieve los cristianos de la comunidad Q, siguiendo a Jesús:
a. Situaron este dicho en el trasfondo de la gran elección entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte, que aparece en Dt 30, 15: «Mira, pues, yo pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal». Jesús nos pone así ante la elección definitiva, ante el principio de toda moral.
b. Destacaron el sentido del amor y el odio, oponiendo así los dos principios que guían la existencia humana: amar a Dios implica “odiar” aquello que no es Dios. O se ama a Dios y se odia a Mamón o se ama a Mamón y se odia a Dios. Pero hay una gran diferencia: el amor a Dios creador nos permite amar en él a las personas (y a las cosas); por el contrario, el amor de Mamón (que es odio de Dios) nos lleva a destruir a los demás, en un egoísmo de muerte.
Éste fue el principio básico de la teología de la comunidad Q, de los entusiastas galileos, cuyos dichos quedaron fijados en el documento de ese nombre (el Q), del que tomaron gran parte de su material los evangelios de Mateo y Lucas. Todos los cristianos posteriores dependemos de la fidelidad de aquellos primeros cristianos del Q.
Un dicho recogido por Mt 6, 24
‒ El evangelio de Mateo ha recogido este dicho de Jesús (este principio básico de vida de la comunidad Q) en el Sermón de la Montaña, en un contexto donde se habla del auténtico tesoro de los hombres y del ojo limpio que saber mirar y ver en la oscuridad del mundo (Mt 6, 19-23), antes de hablar de la superación de los cuidados que nos atan y destruyen en el mundo (Mt 6, 25-34).
‒ Allí pone este dicho, en el momento culminante del Sermón de la Montaña, en el centro de la “Gran Plaza” de la economía del Reino, como Gran Obelisco, como Monumento y Memoria del Reino. No lo comenta más, lo deja allí, para que todos los lectores de su evangelio vean y comprendan a qué se comprometen al seguir a Cristo.
Un dicho recogido por Lc 16, 13, como he puesto de relieve en el comentario de ayer
Como señalado ya, Lucas lo introduce después de haber presentado la parábola del administrador injusto, en medio de un gran “discurso” sobre la pobreza y el dinero (Lc 16-17). (Véase el comentario de ayer)
Un desarrollo del tema: La avaricia es la idolatría
La oposición Dios-Mamón nos sitúa en la línea de la controversia anti-idolátrica judía, que aparece, por ejemplo, en Sab 13-15, pero con una diferencia: los muchos ídolos antiguos han venido a centrarse en el ídolo central que es la Mamona, de tal forma que frente al monoteísmo del Dios verdadero (que es gracia creadora) hallamos ahora el mono-idolismo del sistema mercantilista absolutizado (entendido ya como pecado original de la humanidad).
Iluminados por esta «revelación» del mal, los cristianos han debido acoger y recrear palabras que provienen del entorno judío, dándoles un nuevo contenido. Éstos son algunos de los textos básicos, que podemos poner al lado de Lc 16, 13 y Mt 6, 24.
«Mortificad vuestros miembros terrenos... y la avaricia que es idolatría; por ellas llega la ira de Dios sobre los desobedientes» (cf. Col 3, 5).
«Sabed que... el avaricioso, es decir, idólatra no podrá heredar el reino de Cristo y de Dios» (cf. Ef 5, 5).
La avaricia no es el dinero en sí, sino el amor al dinero absolutizado…
-- No es tampoco un vicio interior (como en el Avaro de Moliere), sino un vicio “real”, objetivado en forma de sistema. La Iglesia ha tendido a condenar el mosquito de la avaricia individual (como un pequeño vicio, una patología)… pero se ha colado el “camello” de la avaricia del Sistema, que puede ser una Iglesia (que busca la riqueza institucional) o el gran Capitalismo: lo que individualmente sería vicio aparece aquí como “virtud”, la Virtud del Sistema que todo lo consume, todo lo quiere tener.
-- No es “un” pecado, es “el” pecado. Recordemos que en la tradición israelita la idolatría no era «un pecado», sino «el pecado» por excelencia, la oposición a Dios. Por eso, al decir que la avaricia es la idolatría, se está suponiendo que el deseo de dinero es el ídolo supremo, el antidiós, lo mismo que se decía en Mt 6, 24. Vista así, más que un pecado capital, la avaricia es el pecado originario o central. Así lo suponen los textos citados de Colosenses y Efesios, donde aparece la sentencia clave:
El dinero al que doran los avaros es Mamón, el anti-dios. Por eso, la avaricia no es un pecado más, sino "el pecado". Todos los demás vienen en un lugar muy posterior, han de entenderse en otro contexto.
La avaricia es un pecado individual (importante)…
-- Éste es un pecado social, la avaricia de un sistema que tiende a multiplicar sus ganancias, a definirse por sus posesiones, en plano social o religioso.
-- Éste es un pecado de personas concretas, que se aprovechan del sistema, hombre y mujeres, con nombre y apellido, que viven de "matar" a los pobres (¡adoran a mamón!) aunque parezcan justos, aunque ocupan los puestos de administración del sistema.
-- Esas personas concretan que viven de la avaricia..., que se apoderan del dinero, convirtiéndolo en Mamón, deberían aparecen en todos los periódicos, en las listas de los juzgados, con la palabra "wonted...".
-- Esas personas del sistema de Mamón no tienen salvación en este mundo . Dios les podrá salvar del "infierno-infierno" del final, por un camino que sólo él sabe, pero en este mundo no tienen salvación, pues lo destruyen, destruyen a los pobres... No son agentes anónimos, son personas, con nombre y apellido, son Mamón/Diablo personalizado
La avaricia puede ser el gran pecado de la Iglesia: 1 Tim 6, 10:
En ese contexto es significativa la aportación de 1 Tim 6, 10 que ha recogido elementos de la tradición judía y los aplica a la nueva situación del cristianismo, pues está preocupado por aquellos que convierten el mensaje de Jesús en objeto de mercado. Aquí aparece de nuevo el Dinero-Mamón como Antidios, base de todos los pecados:
«Porque el amor al dinero (filarguria) es la raíz de todos los males: aspirando a la riqueza muchos se han apartado de la fe y se han ocasionado a sí mismos muchos sufrimientos» (1 Tim 6, 10).
La misma experiencia evangélica puede volverse fuente de codicia: hay cristianos que buscan el dinero y quieren conseguirlo utilizando para ello el evangelio. La Iglesia se convierte de ese modo en un mercado donde predicadores y ministros, reformadores o tradicionales, buscan la manera de sacar ventaja del mensaje, como nuestro autor ya señalaba.
De nuevo ante el mensaje de Jesús
Teniendo como fondo esa experiencia, podemos volver al mensaje de Jesús entender mejor su antítesis de Dios y la mamona.
‒ Parece que Jesús no ha fijado en este campo unas soluciones definitivas, en el nivel de la estructura económico-social, como han puesto de relieve las tensiones y disputas posteriores de la Iglesia.
‒ Parece también claro que algunos han tomado al pie de la letra su palabra contra la mamona, renunciando a todas las riquezas y siguiendo un ideal de vida plenamente pobre, como harán los ebionitas; es posible que Sant 4-5 refleje esa tendencia.
Pero, siendo radical, Jesús no fue un fanático en sentido externo: no rechazó el mundo sin más, sino que introdujo dentro de él la gratitud de Dios, para transformarlo en ámbito del Reino. No condenó son más el dinero… sino que puso de relieve el riesgo de “servir” al dinero, de convertir al dinero en Dios. Como buen judío, Jesús nos puso ante la gran elección, ante los dos caminos (el del bien y el del mal), y tenemos que escoger:
Conclusión. No podemos poner una vela a Dios y otra al Diablo (al dinero)
a) O escogemos a Dios, que es la gracia y el amor de la vida… y en ese caso amaremos a Dios y “nos serviremos del dinero” para las cosas de Dios, es decir, para crear fraternidad.
b) O escogemos al dinero, convertido en Dios de Nuestra Vida, elevado como las Torres Gemelas o como el Gran Banco Universal, al que todos servimos… Servir al dinero es matarnos, destruirnos como humanos…
Por eso, esta palabra de Jesús es una palabra de gran esperanza: Somos algo más que Dinero, no estamos condenados a servir al dinero… podemos amar al Amor, vivir en el amor, que es principio de todo. Por no servir al dinero mataron a Jesús (le estimaron en treinta monedas, muy barato le compraron). Murió por un delito “político”: no servir al Dinero, representado, en sus formas clásicas, por el poder religioso de Caifás y por el poder imperial del César.