(Exor 5). Una manada bíblica: La violación de los sanfermines

La sentencia de algunos jueces de la “manada” que no han visto violación, sino abuso (casi un simple pecado venial), en el hecho de “poseer con jolgorio grupal repetido” (y casi festivo) a una muchacha indefensa en los sanfermines del 2016 ha conmovido la conciencia de millones de ciudadanos, que sospechan, con razón, que se ha tratado y se trata de un delito criminal, que es, con el asesinado, a sangre fría o caliente el mayor de los crímenes de este mundo.

Así lo ha sentido y juzgado la Biblia en Gen 6, un texto al que muchos ciudadanos y jueces deberían volver para aprender lo que significa una violación en manada, con el riesgo de “diluvio” y destrucción que conlleva.

Entre el delito de la manada de Pamplona y el de la primera “manada delictiva” de la Biblia que se cuenta en Gen 6 y se repite de forma más simbólica en el libro de 1 Henoc hay una serie de paralelismos sorprendentes, que nos muestra de inmediato el peligro que un gesto como ese tiene para la vida humana.

1.Quizá el mayor agravante del delito de Pamplona es que lo cometa una “manada”, en la que unos animan y excitan a otros, haciéndolo en común, sobre una muchacha indefensa. Pues bien, tanto Gen 6 como 1 Henoc 6 afirman de modo sorprendente que la primera “manada humana” se formó y se constituyó para violar mujeres. Así encontramos de nuevo en Pamplona una horda machos originarios que se creen ángeles y son sólo un rebalo violador. (Desde una perspectiva antropológica, tanto S. Freud como R. Girard han puesto de relieve el sentido y sentido y riesgo de esta primera horada/manada).

2. Los miembros de la manada son machos que se creen “buenos”, con derecho a hacer lo que hacen. Gen 6 les llama hijos de Dios, es decir, gente ejemplar, que van por ahí dándose importancia Por su parte 1 Henoc 6 dice que eran “vigilantes”, una especie de ángeles guardianes a los que Dios mismo encargó que cuidaran a los débiles… El relato de Pamplona añade que uno era (¿es?) Guardia Civil, otro Soldado, hombres comprometidos con juramento a cuidar y defender a los demás.

3. Un caso como éste es principio y causa de destrucción del mundo… Gen 6 dice que por este “pecado” vino el diluvio, mostrando así, con toda claridad, que un tipo de conducta como ésa desemboca en la destrucción del mundo. Por su parte 1 Henoc advierte que éste es el pecado “satánico” por excelencia (al lado del matar…). Donde se viola de esa forma a las mujeres, en manada, nacen los demonios.

4. He dicho que los violadores son sevillanos, de la patria de Don Juan Burlador, héroe nacional hispano, según han escrito Tirso de Molina y Zorrilla. Pero Don Juan era un “burlador”, no un grupo de violadores, que es cosa muy distinta. Tirso lo manda al infierno… El romántico Zorrilla afirma en cambio que le reeduca y regenera una de las mujeres burladas…

4. Pero vuelvo a la manada. Dentro de la Biblia (Gen 6) su “pecado” es el principio de todos los pecados, causante del Diluvio Universal, que contamina a la humanidad entera. En esa línea, somos culpables todos, incluidos los jueces de Pamplona, responsables directos o indirectos de “manadas” como esa. No se trata pues de condenar sólo a los cinco de la manada (en especial al Guardia Civil y al Militar), sino de convertirnos todos, creando una sociedad que rechace toda violación, pues, de lo contrario, estaremos en riesgo de diluvio…


El pecado de la manada del Génesis


En aquel tiempo, cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra, les nacieron hijas; y los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran bellas y tomaron de entre ellas (y violaron) a todas las mujeres que desearon...
En aquellos días había gigantes en la tierra, y aun después, cuando se unieron los hijos de Dios con las hijas de los hombres y les nacieron hijos. Ellos eran los héroes que desde la antigüedad fueron hombres de renombre. Yahvé vio que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que toda tendencia de los pensamientos de su corazón tendía siempre hacia el mal.
Entonces Yahvé se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Yahvé: «Arrasaré de la faz de la tierra los seres que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo; porque lamento haberlos hecho». Pero Noé halló gracia ante los ojos de Yahvé (Gen 6, 1-8).


El texto no cuenta el número de esta manada de “hijos de Dios” violadores, pero supone que son muchos. También estos se excitan por las mujeres, las violan y someten… de manera que el mundo se vuelve un lugar de muerte y diluvio.

Breve comentario

Como he dicho, he dedicado a este motivo común del Génesis y 1 Henoc (que ofrecen dos versiones de este primer pecado) un largo capítulo de Antropología Bíblica. No puede ni quiero recoger aquí el todo argumento que desarrollo en el libro, con sus diversos elementos… Me limito a recordar algunos breves rasgos:

Estos hijos de Dios violadora no son ángeles bajados del cielo, para poseer a las bellas mujeres de los hombres, sino que pueden ser (son) descendientes de Set-Enós, es decir, los hombres que deberían ser «buenos», a diferencia de los «malos», que son hijos e hijas de los hombres, es decir, descendientes de Caín .

En este contexto, la violación de los “hijos de Dios”, que debían ser los buenos, parece expresar una «perversión universal», que se impone sobre todos los hombres… de manera que al final todos somos cainitas, descendientes de un asesino, violadores de mujeres, pues lo «hijos de Dios» se pervierten y se vuelven causantes de un pecado que empieza siendo violación sexual y que desemboca en una en forma de violencia militar (nacen los gigantes/guerreros), para culminar en forma de ruptura total de comunicación, de manera que se impone sobre el mundo un tipo de potente des¬mesura (hamas: crimen o violencia, Gen 6, 13).

En este contexto ha ofrecido su mensaje antropológico el relato del diluvio que la Biblia ha recogido y recreado desde el fondo de antiguas tradiciones. Lo que el texto (Gen 6-8) quiere destacar no es la existencia de un diluvio, tema que formaba parte de muchos mitos culturales del entorno, sino el riesgo de «pérdida de gracia», que deja a los hombres en manos de su pura violencia, a no ser que Dios les salve.

1. El diluvio estalla por pecado de los hombres, no por violencia incontrolada de Dios o por invasión de ángeles perversos (como en 1 Henoc). El pecado anterior (de Adán-Eva y de Caín-Lamek: Gen 3-4) ha crecido de tal forma que pone en peligro el conjunto de la vida del planeta, a través de una inmensa inundación de aguas, que parece llevarnos más allá del orden de la creación, al caos primero de Gen 1, 2. Los violadores caen de esa forma en manos de su propio talión an¬tropológico (y cósmico), de manera que la vida no aparece ya ni se despliega ya como palabra de gracia, sino como violencia de muerte, suscitando así un diluvio universal, por el que parece cumplirse aquello que el mismo Dios había anunciado en Gen 2, 17: «El día en que comas del árbol... ciertamente morirás».

2. En la raíz del pecado-diluvio hay una ruptura sexual, vinculado con una violación que el texto toma como resultado normal del deseo de los «hijos de Dios», que «ven» a las hijas de los hombres y que «toman-poseen» a todas las que quieren, sin poner coto ninguno a su poder y a su apetito. De esa forma, la vida de los hombres (y aquí de un modo especial de las mujeres) que era signo de Dios se ha vuelto simple objeto de deseo para los más fuertes.

3. Esa violación sexual desemboca en una violencia militar que convierte la tierra entera en un campo de batalla Esta historia no habla el influjo de los ángeles perversos, de los que tratará el libro de Henoc (que estudiaré mañana), sino de unos hombres violentos, que vinculan el pecado sexual y el social, poniendo así en riesgo la vida del mundo. Ya no se trata de un pecado de los «seres humanos» en general, sino delos varones violadores y guerreros. Ellos, los hijos violadores de Dios y las gigantes nacidos de la violencia son portadores de muerte, diluvio encarnado.

4. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Yahvé... El portador de la nueva salvación es un hombre, no unos arcángeles excelsos o un Henoc a quien veremos como revelador celeste en el próximo capítulo. Gen 6-8 ha evocado una historia de hombres y mujeres donde culmina, de algún modo, todo lo que el texto ha venido diciendo hasta aquí: Eva que come con Adám del árbol del bien/mal, Caín que mata a su hermano, Lamek que violenta a sus mujeres y amenaza a quienes puedan desearlas... Todos esos pecados culminan ahora en el «pecado total», con sus dos vertientes de eros y thanatos (deseo sexual y violencia guerrera), como sabe gran parte de la tradición bíblica (y como ha destacado en clave antropológica S. Freud, al gran pensador judío del siglo XX).

Temas abiertos.

‒ Dejo así el caso de la “manadas” de violadores (no burladores) sevillanos de los sanfermines… No entro en el tipo de “condena” que deben recibir; no sé si la cárcel por 21 años es la manera mejor de rehabilitarlos. Lo que sí sé es que un crimen como el de la manada, si no se corrige, puede llevarnos a un contagio general y la destrucción de la misma vida de los hombres en el mundo.

‒ Ante esta manada no cabe decir: “son ellos los culpables…”. El Dios de Gen 6-8 se compadeció de Noé,
ofreciendo una oportunidad de vida para todos… Tendremos que ver nosotros que oportunidad tenemos para que no se universalicen y nos destruyan a todos unos crímenes como los de la manda.

-- Pero si el tema y pecado de la manada no se corrige con presteza puede venir el diluvio o destrucción para todos los hombres y mujeres de la tierra.

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