Jesús en Logroño: Casa de Pan, casa de Palabra

He compartido una experiencia fuerte de Jesús con los amigos del Ateneo de Logroño, partiendo de mi libro (La historia de Jesús, Verbo Divino, Estella 2013), con mi Comentario a Marcos (Verbo Divino, Estella 2012). He tenido ocasión de poner relieve los tres motivos principales del proyecto de Jesús: Pan, casa y palabra (o Palabra, casa y pan):

a. Clave descendente. Se puede empezar por la Palabra

‒ PALABRA > Casa > pan…
Lo primero sería la palabra, y de la palabra por la “casa” pasaríamos al pan… La Palabra es el encuentro con Dios, es la semilla del pan… Es la oración… Al dar a los hombres la Palabra…, ellos podrán ser Casa… y compartir el pan.

b. Clave ascendente. Se puede empezar por el Pan…

‒ PAN> Casa> Palabra…
En muchos casos, el pan tiene que ser lo primero... lo más importante. Si un hombre tiene hambre tienes que darle de comer, como sabe Mt 25, pero sabiendo que no sólo de pan vive el hombre, sino también de casa (familia) y de Palabra... Un pan sin casa se seca pronto, un pan sin palabra se acaba enmoheciendo, se vuelve veneno.Por eso, el pan pide casa, y pide palabra.



c. En el Centro ha de estar la Casa, es decir, la comunión, la intimidad, la comunicación, como sigue sabiendo Mt 25: Estuve sin asa mi me acogisteis

La Casa es el centro, es decir, el lugar del Pan (comida material) y de la Palabra (comida espiritual, pensamiento). El centro es la comunidad…, es el Reino de Dios hecho familia de hermanos... Así dice el evangelio de Juan que Jesús ha venido a reunir en una casa a todos los hermanos, una casa, un Reino con muchas Moradas, cada uno en la suya, cada familia en la suya, pero Dios en la de todos, es decir, en comunicación entre todos...

Estamos buscando la Casa de Dios, es decir, la Comunidad... Un espacio de encuentro... Dios, la casa: El centro del Castillo que buscó Teresa de Jesús; la sala, el calor, el lecho, una silla y una mesa con pan... La casa, para todos

--El centro es la Casa... Que todos puedan compartir la vida, incluso en unos espacios físicos, que el mundo entero sea Casa, como edificio, como espacio de fraternidad... En contra de los que han especulado con la casa y han convertido el mundo en cueva de ladrones. La casa pide pan, la casa quiere Palabra de amor.

-- La Casa es espacio de trascendencia, de oración, de admiración, de misterio. Desde la casa-comunión se puede ir al Padre (por la Palabra).
En la Casa-comunión se comparte en pan.




Las tres claves del mensaje de Jesús:
La historia de Jesús,
Comentario de Marcos


He querido destacar el carácter interactivo (dialogal) del evangelio, para descubrir a Jesús y caminar con él, iniciando con los demás cristianos una marcha de Reino. Fueron ellos, los discípulos antiguos, somos nosotros, lectores modernos, quienes debemos asumir e interpretar con nuestra vida el evangelio ¿Cómo realizar esa tarea y camino de Jesús?

Ciertamente, debemos anunciar el reino (Mc 1, 14) y expulsar demonios, curando a los enfermos (3, 14-15; 6, 12-13), como hizo Jesús, para fundar con él la nueva comunidad mesiánica centrada, como he dicho ya, en la casa, el pan y la palabra, desde Galilea. Por eso, debemos volver a Galilea, reiniciando allí camino que nos permita comprender el sentido (autoridad) de esos tres grandes signos eclesiales:

• Lo primero es la experiencia de Casa fraterna (cf. Mc 3, 20-35).

Los escribas de Jerusalén le juzgan endemoniado porque acoge a los posesos; sus parientes de la Iglesia judeocristiana le declaran loco. Jesús responde acogiendo en su corro (igualdad fraterna, círculo de comunicación) a los que cumplen la voluntad de Dios, haciéndolos su madre, hermana y hermano. Esta es su autoridad: ofrece familia a quienes carecen de familia, a los expulsados del sistema sacra) y social israelita. Los judíos de aquel tiempo constituían una casa honorable de hijos de Abraham y de cumplidores de la Ley; ellos se definen a sí mismos como casa de Israel, centrada en los grandes valores de la identidad genealógica (origen común) y la pureza común, lograda por el cumplimiento de la Ley.

Pues bien, superando ese nivel de casa nacional, Jesús ha querido ofrecer espacio de vida y casa de fraternidad a todos los necesitados, sin más condición que la escucha de la palabra y el amor mutuo. Construir sobre el mundo una casa de fraternidad, abierta desde los excluidos y pobres, desde los enfermos e impuros, a todos los humanos, superando así las limitaciones de ley nacional: esta es la primera tarea de la Iglesia en Marcos.

• Lo segundo, en la casa,a es la experiencia de Pan compartido.

Conforme a la ley del jubileo y a toda su legislación nacional, el judaísmo se constituye como pueblo de hermanos que comparten el buen pan (bien purificado), con manos limpias, en comunidad de mesa. Pues bien, superando el límite de pureza israelita, Jesús quiere que sus discípulos se definan y vinculen en torno a un pan y unos peces que comparten con todos los necesitados.
Por eso ha comenzado enviando a sus discípulos sin dinero ni provisiones, para anunciar con libertad el reino, diciéndoles que acepten el pan de aquellos que quieran recibirles; ellos ofrecen curación y evangelio, fraternidad creadora; así pueden acogen el pan de aquellos que quieran recibirles (cf. Mc 6, 6-13). Pero luego, cuando esos mismos discípulos tienen pan y peces, les pide que los compartan con los necesitados del entorno, que vienen sin comida (cf. 6, 30-44; 8, 1-8).

Ellos, los discípulos, querían dominar la tierra, con un poder sagrado. Jesús empieza poniéndoles en manos de los demás (han de ir a sus casas sin provisiones, sin seguridades). Después les hace servidores de una mesa que debe abrirse para todos los que vienen y buscan. Esta es su autoridad, esta la esencia de la Iglesia: repartir el pan con los necesitados israelitas (primera multiplicación: Mc 6) y con los no israelitas (segunda multiplicación: Mc 8), sin miedo a que falte lo necesario, sin cálculos o compra-ventas de tipo monetario. Por eso, cuando van de misión al otro lado del mar, ellos llevan un sólo pan en la barca de la Iglesia (cf. 8, 14-21): es el pan de Jesús, la verdadera eucaristía de la vida compartida, de la presencia mesiánica, que no debe estropearse con la mala levadura de los fariseos (pureza y separación nacional israelita) y de Herodes (el pan de la imposición política). El Pan de Jesús, que es pan multiplicado (para todos) y eucarístico (es signo y presencia de su entrega en favor de los demás) constituye la esencia y tesoro de la barca eclesial; es suficiente para llegar al fin del mundo.

• Lo tercero (en otro sentido lo primero...) es la palabra.

«Salió el sembrador a sembrar... La semilla es la Palabra» (4, 3. 14). Esta es su misión básica de Jesús, la tarea que ofrece a los discípulos: extender la Palabra, anunciar el evangelio a todas las naciones: ellos buscaban dinero y poder, honor y gloria, para dominar sobre la tierra; pues bien, Jesús les hace sembradores del Mensaje de Dios (evangelio) para todos los pueblos (cf. 13, 10; 14, 9). Así se define la autoridad de los discípulos de Jesús, el tesoro de vida de la Iglesia: la palabra que ellos anuncian y comparten, en gesto misionero, en todos los pueblos de la tierra.

Ciertamente, Israel tenía una Palabra, centrada en la Alianza y en la Ley; pero era una Palabra que se limitaba, por ahora, a la nación israelita, pues trataba de lo puro y de lo impuro y se encontraba vinculada a las peculiaridades religiosas y sociales del pequeño pueblo de Abraham y de Moisés. Pues bien, Jesús ha ofrecido a sus discípulos la Palabra del Reino de Dios, que se identifica con su propia Vida, con su entrega en favor de los demás. Por eso, en la segunda parte del evangelio, de Mc 8, 27 en adelante, la verdadera Palabra del mensaje se condensa y encarna en la misma entrega pascual de Jesús, como ratifica el mensaje de la tumba vacía (Mc 16, 1-8).

Resumen

Estos tres elementos o tesoros: Palabra y Pan (encuentro persona y comida compartida) definen y expresan el sentido del proyecto de Jesús, entendida como proyecto de establecimiento de una Casa de Dios, para todas las naciones. Tenían los judíos un templo, que era en principio bueno, pero lo habían "malformado" o pervertido, como sabía ya el profeta Jeremías (cf. Jer 7, 11), haciéndolo cueva de bandidos. Pues bien, Jesús quiere convertirlo de nuevo en casa de oración para todas las naciones (Mc 11, 17; cf. Is 56, 7).

Esto es la comunidad de seguidores de Jesús: verdadero Templo de Dios, Casa del cuerpo resucitado de Jesús, que se abre en forma misionera, a todos los hombres y mujeres de la tierra, como sabe el relato de la unción de Betania (cf. Mc 14, 3-9).

Casa (oikia, oikos) es el lugar de reunión, y la comunidad reunida. La nueva familia de Jesús, formada por hermanos/as, hijos y madres (sin padres de tipo patriarcal: 3, 31-35; l0, 29-30), aparece como casa de Jesús. Sus seguidores no son sinagoga (estancia judía de oración y estudio de la ley), ni iglesia en el sentido jurídico de comunidad sagrada, sino casa y/o comunión fraterna.

Excurso. Casa en el evangelio

Frente al templo nacional israelita, construido en jerarquía, partiendo de los sacerdotes privilegiados, Jesús ha iniciado un movimiento laical de personas que abandonan templo y sinagoga para convivir y descubrir la presencia de Dios (el mesianismo) en la casa familiar donde se juntan, dialogan y oran, en apertura a todas las naciones (Mc 11, 17). Lógicamente, le condenan pues ello implica la "caída" del templo israelita (11, 12-14; 14, 58; 15, 29), pero él ha puesto ya las bases de la “casa” cristiana. Éstas son las casas principales que aparecen en Marcos:


1. Casa de Simón (de la suegra de) y de Andrés, lugar la curación (resurrección) y servicio (1, 29), frente a sinagoga "de ellos" (judíos) donde habita el hombre impuro (1, 23)

2. Casa de curación y perdón, donde Jesús perdona y cura al paralítico, siendo criticado por los escribas, que vienen vigilar esa casa (2, 1-12).

3. Casa de comida, que Jesús comparte con publicanos y pecadores, superando la ley de pureza de los escribas de los fariseo, que le critican (2, 15-17).

4. Casa de familia, donde Jesús reúne al "corro" de madres, hermanos/as, que cumplen la voluntad de Dios, superando la crítica de escribas y familiares antiguos , que le vigilan o vienen a expulsarle de ella(3, 20-35).

5. Casa de explicación y doctrina especial, para la iglesia (7, 17; cf. 4, 10). Jesús ofrece a todos la enseñanza fundamental, pero después de la explica a los discípulos “en casa”.

6. Casa de nuevos “milagros”. (a) Del Archisinagogo judío que se hace “creyente” con su esposa, pues entra Jesús con tres discípulos y cura a la hija enferma/muerta (5, 35-43). (b) De la sirofenicia, con la curación niña pagana y la apertura universal del mesianismo de Jesús (7, 24-30; cf. 9, 28), por encima de la ley de los escribas, con pan/curación para los gentiles (cf. 7, 17, donde se expone un mensaje de pureza universal, en la casa).

7. Casa de igualdad/fidelidad matrimonial (10, 10), donde Jesús afirma que el niño es el más grande (9, 33)

8. Casa de Simón leproso, donde la mujer unge a Jesús para la sepultura y se anuncia (anticipa) la misión universal (14, 3-9). En esa línea se puede hablar de una casa eucarística, aunque Marcos no llama al cenáculo casa, sino habitación superior (katalyma: 14, 14) donde Jesús instaura su pascua.
Volver arriba