(Mujer 9). 144.000: los que no han manchado/violado a las mujeres (¿Podrán convertirse los varones/machos?)

He comentado anteayer el pasaje de Ap 14, 16 donde se habla de los 144.000 vencedores de Cristo, los que triunfan con él sobre el Monte Sión. Con ese fin he trazado una exégesis larga del texto, en la que quizá no me he expresado bien… o no todos han comprendido. Voy a pensar que la culpa de la mala comprensión ha sido mía y por eso quiero precisar y completar de manera esquemática lo que he dije allí. Conforme a una simbología apocalíptica común, los “primeros guerreros diabólicos” mancharon (es decir, violaron y destruyeron) a las mujeres, iniciando así el “pecado original” que es la violación (hombres/machos violan a las mujeres) y la guerra (hombres/machos se matan entre sí). Pues bien, en contra de eso, los 1440.000 vencedores simbólicos de Cristo son aquellos soldados no/macho, no/soldados, es decir, aquellos hombres (varones y mujeres) que no violan a otros seres humanos (simbólicamente a mujeres) ni viven de hacerse la guerra (de matarse unos a otros). El pecado, por tanto, no es de las mujeres que “manchan” a los hombres, sino de los hombres que “se manchan” (se destruyen) violando mujeres y matándose entre sí. Así lo mostraré brevemente, comentando un tema básico de mi libro Antropología Bíblica, Sígueme, Salamanca 2006.:

a) Los que no se han manchado con mujeres… son los que no violan mujeres, en contra del pecado de los ángeles perversos que, según el mito, violaron mujeres… En este contexto, el primer pecado de la historia humana es pecado sexual/social/de género: es el pecado de los hombres que someten/violan sexual y socialmente a las mujeres.

b) Los vírgenes, que siguen al Cordero… No son los que no tienen relaciones sexuales, sino lo que no han violado (a mujeres) ni matado a otros hombres… Es decir, son los que no han hecho guerra sexual ni militar, los que viven el amor y no la paz. No se trata aquí, por tanto, de la virginidad biológica, ni de hombres ni de mujeres, sino de la virginidad humana, que se identifica con el amor limpio, personal, no violador.


c) Son primicia para Dios y el Cordero... Estos 144.000 son primicia, punto de partida de un camino redentor que se expande a todos los salvados (la muchedumbre inmensa de 7, 9-16). Ellos son irreprochables: inmersos en medio de la guerra del mundo han superado por el Cristo y con el Cristo el riesgo de pecado de la historia… Son la primicia de un mundo nuevo, mirado aquí desde la perspectiva de unos varones, pero en apertura a todos (varones y mujeres). Son la primicia: el comienzo de un mundo nuevo que empieza allí donde no se viola a las mujeres ni se mata a los contrarios, sino que se ama.

d) Un símbolo peligroso…. pero hermosísimo. A pesar de todo lo anterior, debemos afirmar que este lenguaje (mancharse con mujeres) puede ser peligroso, como se ha visto en la historia cristiana (la mujer puede manchar a los buenos varones…). Pero en su raíz es un símbolo hermoso: son privilegiados de Dios aquellos que no violan mujeres ni matan a otros. Su signo es el Cordero, un signo que vale por igual para hombres y mujeres.

e) Las mujeres que no manchan a hombres (que no se manchan con ellos). Nosotros, hoy, siglo XXI, podemos y debemos invertir el símbolo… Podemos hablar de mujeres que manchan a hombres (les utilizan, les violan…); podemos hablar de mujeres que viven para la guerra. En esa línea, según el Apocalipsis, son vírgenes aquellas mujeres que no utilizan a hombres, no les destruyen, no les violan.

f) Un amor que limpia… Lo que mancha es la violación, la violencia sexual o de género, que sigue existiendo, como dice la prensa todos los días… Hombres y mujeres se limpian al amarse, superando la violación y la violencia. Para entender eso tenemos que volver al principio del Apocalipsis, descubriendo sus signos, aprendiendo su lenguaje… Una vez que penetras en ese lenguaje, descubres que el Apocalipsis habla en un lenguaje de de amor y libertad que puede y debe aplicarse por igual a varones y mujeres, como lo he puesto de relieve, de manea consecuente en Antropología cristiana, BEB 75, Sígueme, Salamanca 2006 y en El Señor de los Ejércitos, PPC, Madrid 1998


g) Conclusión 1. Hombres y mujeres buenos, en contra de los “ángeles perversos” (diabólicos) de la violación y de la muerte. No mancharon las mujeres a los Varones-Ángeles, sino al contrario: los Ángeles (¿varones?) se mancharon a sí mismos, rompiendo el orden de Dios y violando mujeres. Ellos bajaron como ejército de sangre (guerra y deseo sexual) al Monte Hermón (no a Sión, como Jesús), para introducir sobre el mundo la perversión (mancha) en sexo y sangre. Las mujeres no son "violadoras" (no manchan), sino las violadas, mancilladas por ángeles (1 Hen 6-7). Por eso, el Henoc más antiguo no las acusa a ellas, sino a los invasores angélicos perversos (más varones que mujeres): ellos son los portadores de la mancha y violencia sobre la humanidad (cf. 1 Hen 15). Ellos son causa del pecado, principio de mancha.

h) Conclusión 2. Desde ese fondo, los 144.000 soldados vírgenes de Cristo forman el reverso de los ángeles violadores: son la nueva humanidad reconciliada, fiel al Cordero, capaz de guardar la fidelidad que consiste en no romper el orden sagrado de la vida, en no violar, en no matar. Frente a los ángeles violadores, eleva Ap 14 el ejército bueno de los "vírgenes", que no son violadores ni violentos: su guerra no consiste en matar y poseer a mujeres (ambas cosas van unidas en la antigua tradición apocalíptica e histórica) sino en ser fieles al amor de Cristo, dando la vida por su reino. Es evidente que en este "anti-ejército" caben por igual varones y mujeres, aunque parecen más apropiadas las mujeres (el lenguaje de virginidad se aplica primero a ellas).

i) Conclusión 3 ¿podrán convertirse los varones/machos? El problema del Apocalipsis no es la “mancha de las mujeres” sino los varones que manchan, violan, destruyen… El problema son los varones que creyendo ser ángeles de Dios sin satanes perversos, violadores, matadores. ¿Podrán convertirse esos varones? Seguiremos tratando del tema.
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