Ha llegado el momento de la autonomía creadora para la Iglesia de América Latina

Entrevista  en Vida Nueva 22.20. 09.

    La exégesis bíblica ha estado marcada en la Iglesia Católica por un tipo de dominio clerical europeo (y últimamente norteamericano), no sólo en el campo científico sino también en el teológico y pastoral. Como quiere el Papa Francisco, la Biblia tiene que ser Palabra de Dios para todos los pueblos, en todas las culturas.

Ha llegado la hora de la autonomía bíblica latino-americana, no en contra de los otros pueblos e iglesias, sino en comunión católica de enriquecimiento y diálogo, de libertad y de audacia creadora.  Así lo pone de relieve este diálogo de X. Pikaza con A. Morillo en Vida Nueva. 

https://www.vidanuevadigital.com/2020/07/25/unicatolica-de-colombia-lanza-su-tercer-congreso-internacional-sobre-sagrada-escritura-desde-una-lectura-contextual/

(A.Morillo). ¿Por qué se ha preparado este gran Congreso sobre la Biblia?

(X. Pikaza)     La Alianza Evangélica Mundial (WEA) y el Papa Francisco han querido que el 2020 sea el Año de la Bibliapara recrear desde ella la experiencia de Jesús y refundar su Iglesia, en un mundo que corre el riesgo de quedar vacío de Palabra. Otras “reformas” de la Iglesia, orquestadas por los "medios" (de la Curia y del dinero del Vaticano, del clero y la recreación de los ministerios...) vienen después. Primero está la vuelta a la iglesia de la Biblia, a eso que yo he querido llama Ciudad-Biblia,en un libro que he dedicado al tema (Verbo Divino, Estella 2019). La “ciudad” de los cristianos no es un tipo de Vaticano, una poderosa institución económico‒social, sino la Palabra de Dios que es Jesús, cuyo testimonio es fuente y camino de transformación humana. Se trata, pues, de volver a la Biblia y de comenzar desde ella el Tercer Milenio de la andadura cristiana.   

¿Qué puede pasar con esta vuelta? ¿Qué se puede esperar de ella?

 Una vez que vuelves a la Biblia, y quieres que todos los cristianos la asuman con autonomía y creatividad, puede pasar cualquier cosa en la Iglesia. Cualquier reforma es posible y se vuelve necesaria, cuando su motor es la Palabra de Dios, y no pequeños manejos de estructura externa... Así lo ha querido el Papa Francisco, sabiendo que el protagonista de los cambios de la Iglesia no es él, sino la Palabra, el Verbo activo de Dios (entendiendo “verbo” en línea  acción, actividad… Como dice el evangelio (Jn 1, 14), en el principio era la “Palabra”, que en griegos se dice “Logos” (y que a veces se traduce en forma de “concepto”, de idea). Pero la Palabra Bíblica (en hebreo Dabar) no es concepto, sino acción creadora. Se trata de “dar” o mejor de “reconocer” que ese Verbo activo habita y actúa en los hombres y mujeres, como sigue diciendo Jn1, 14. 

Puedes hacerme un adelanto de lo que sería tu presentación en este congreso

 Irá en la línea de lo que he dicho, es decir, de la “Palabra creadora”. No soy más que teólogo, y lo que puedo aportar es una visión de fondo de la teología entendida como experiencia y despliegue de la Palabra de Dios en la vida de los hombres, esto es, como principio de vida, en Jesús, desde una perspectiva de perdón y gratuidad. Se trata, por tanto, de volver a la Fuente de la Palabra, a la acción creadora de Dios en la vida de los hombres, pues eso es la teología.

Pero la Iglesia ha distinguito entre la Palabra de la Biblia , que es como una “mina de fondo” y la Teología, expresada en el Derecho Canónico, la Dogmática, un tipo de moral…

 Durante mil años, los cristianos no tuvieron más teología que la Biblia, entendida como Palabra de Dios. Solo en el Segundo Milenio, con la Reforma Gregoriana y la Escolástica, ellos crearon teologías especiales, como tú dices: canónicas, dogmáticas, de moral, de pastoral etc. Pero ese ciclo especial se está agotando, de manera que en el Tercer Milenio ha de marcar una vuelta a lo que fue el principio: la Teología de la Biblia.

Pero ¿qué hacemos con los grandes teólogos de la historia de la Iglesia?

 Debemos agradecer inmensamente su labor, el pensamiento y las propuestas de hombres, como Orígenes y Agustín, Gregorio Pálamas y Tomás de Aquino, Lutero e Ignacio de Loyola, Karth Barth y Karl Rahner… pero tenemos que volver desde ellos y con ellos a la fuente, que es la Biblia. Así lo ha querido el Papa Francisco, al instituir este “Año de la Biblia 2020” en su Motu PropioAperuit Illis (30 del X de 2019), un documento escrito por su propia iniciativa,    recordando que Jesús resucitado abrió el entendimiento a sus discípulos para que entendieran la Escritura (cf. Lc 24, 45). Este Congreso Bíblico de Cali, en Colombia, quiere ofrecer su aportación en esa línea.

Y cuál puede ser la tuya, tu propia aportación

 ¡La de seguir en la línea de algunas cosas que vengo escribiendo sobre el tema, un Diccionario de la Biblia, unos Comentarios a Marcos y Mateo… y especialmente un libro titulado Ciudad‒Biblia (Verbo Divino, Estella 2019), escrito para este año de la Escritura, exponiendo con cierta extensión y orden esas ideas. Estos mismos días, quizá para el congreso, saldrá a luz un libro complementario, titulado La Palabra se hizo Carne. Teología de la Biblia (también en Verbo Divino), que quiere ser un "manifiesto teológico",  para dejarnos alumbrar y encaminar por la Biblia, al comienzo de la travesía del Tercer Milenio. Algo esencial está pasando en la teología cristiana, y este libro ha querido contarlo.

 A la luz de la palabra y con los actuales signos de los tiempos, cuál es la lectura de la América Latina en y después de la pandemia.

La Iglesia de América Latina ha sido un regalo del Espíritu Santo, y hay que dar gracias a Dios por ella. Pero ha sido en gran parte colonial y transplantada. Ahora, tras medio milenio de “infancia” ha llegado el momento de la autonomía creadora, de volver al principio que es la Biblia, para iniciar desde ella (con Jesús), el camino de la madurez, en comunión con todas las iglesias hermanas del mundo, como quiere el Papa Framcisco.

En cuanto a desafíos en nuestra Iglesia "pendientes" como el diaconado femenino, la ordenación de hombres casados, por ejemplo: ¿qué falta para que estos cambios puedan darse en medio de esa diversidad de visiones?

     Esos son pequeños cambios de revoque y pintura en la fachada… Lo que importa es el fundamento, los cimientos, las paredes maestras. De esos cimientos y paredes maestras quiere tratar este Congreso. Desde ese principio, de un modo natural, se resolverán por sí mismos esos problemas posteriores de los ministerios, la vida y palabra, la eucaristía y el perdón, la solidaridad y la fiesta. Y han de resolverse pronto, pues el tiempo urge, no por presión del mundo externo, sino sobre todo de la Palabra de Dios, como sabía, por ejemplo, Pablo.

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