Sed felices,lo dice E. Brotóns: Una teología de la felicidad.

Ernesto J. Brotóns Tena, Dios y la Felicidad. Historia y teología de una relación, Secretariado Trinitario, Salamanca 2013, 812 págs.

Ésta es la mejor historia y teología de la felicidad que conozco. . Está escrita por E. Brotóns, un teólogo en activo, que escribe el evangelio de la Vida de Dios con su vida, aunque sus libros (como éste) son muy buenos.

Ernesto está empeñado en mostrar que el mejor camino de Dios es la felicidad, la de Dios (que es feliz siendo y creando), y las de los hombres, que están llamados a expresar en su vida la felicidad de Dios, siendo principio y causa de felicidad unos para los otros.

Así le veis, en la foto que adjunto, además de la portada de su libro. Si queréis verle en persona pasaros por CRETA, en centro teológico de Zaragoza, o buscarle en su parroquia, con su gente, mondando siempre "tinglados" cristianos, con asociaciones de calle, con grupos de reivindicación y de protesta creadora, porque cree en Dios, porque cree en los hombres.



Al presentar este libro, quiero felicitarle a Brotóns por lo que es y lo que hace, y quiero recomendar a mis amigos libro. Quiero recordar también a mis amigos del Secretariado Trinitario, que se "aventuran" por felicidad a publicar libros como éste.

El libro necesita publicidad, vale por sí mismo, pero he decidido presentarlo, para conocimiento de mis amigos y lectores, que me agradecerán el recuerdo, la invitación a leerlo.

Buen día Ernesto, buena lectura, amigos de mi blog, si os decidís a comprar y/o sobre todo a leer este libro, que es quizá la mejor obra teológica hispana de los últimos años sobre el camino del hombre como felicidad de Dios.

Historia y teología de la felicidad


Ésta es, quizá, la obra más importante que existe en castellano (y otras lenguas) sobre la teología de la felicidad. Su autor, E. Brotóns, profesor y director del CRETA (Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón), preparó y defendió conmigo, en la Pontificia de Salamanca, una extraordinaria tesis doctoral titulada Felicidad y Trinidad a la luz del “De Trinitate” de San Agustín (Salamanca 2003). Ya entonces pensó (pensamos) que sería bueno recoger algunas de sus aportaciones y reelaborarlas para un público más amplio. Pero los años han pasado y, en vez de condensar aquella obra, Brotóns ha decidido escribir partiendo de ella este espléndido tratado de conjunto sobre la felicidad cristiana.

Yo hubiera cambiado su título, poniendo simplemente Teología de la Felicidad (quizá con un subtítulo), pues de ella trata el libro, pues felicidad no es un motivo secundario, sino un tema troncal del pensamiento y la vida cristiana, y así como otros han escrito una Teología de la Liberación o de las realidades terrestres, se puede elaborar, y Brotons ha elaborado una espléndida teología de la felicidad, partiendo de la promesa del (AT) y del evangelio (NT), mostrando cómo Dios es felicidad para los hombres y los hombres han sido creados en Cristo para la bienaventuraneza.
Ésta es quizá la mejor definición de Dios: Felicidad para los hombres, Evangelio (Buena Nueva), no en otro lugar, otro planeta, ni tampoco más allá o después, sino en esta misma vida, en contra de aquellos que han querido convertirle en pura “ley”, absoluto metafísico o mentiroso dis-angelio (como pensaba Nietzsche).

Abriendo un camino en la experiencia cristiana, revelando a Dios como Felicidad, desde el Antiguo y Nuevo Testamento, pasando por la gran teología (representada por Agustín), y superando un tipo de secularización antiteísta de la felicidad antidivina, Brotóns ha realizado un ingente servicio, no sólo a la gran teología académica, sino a la visión más honda de la realidad cristiana.

La base sigue siendo la antigua tesis doctoral, donde realizaba un análisis semántico, sociológico, histórico, filosófico y teológico de la felicidad desde san Agustín. Pero este libro es mucho que un desarrollo del anterior. Nuevo y esencial es su estudio de la felicidad en el pensamiento clásico de Grecia y Roma, y sobre todo su análisis más hondo del Antiguo y Nuevo Testamento, con el pensamiento posterior de la cristiandad antigua. En esa línea, durante muchos siglos ha podido parecer que la felicidad era un monopolio de la fe cristiana. Pero a partir de la Edad Moderna se ha dado una intensa secularización, con su aspecto positivo y negativo.

(a) Resulta positivo el redescubrimiento del valor humano de la felicidad, vinculada al despliegue de la naturaleza y de la vida humana.

(b) Negativo el intento de crear una felicidad sin referencia alguna a lo divino, corriendo el riesgo de banalizarla y convertirla en objeto del mercado de consumo.

Buena parte de la modernidad ha buscado y obtenido una felicidad “débil” y manipulada por los poderes fácticos, en especial por el dinero, un bienestar de compra/venta, que termina dejando a gran parte de los hombres en manos de su propia desventura, o de nuevos charlatanes y curanderos baratos de hetero- o auto-ayuda. Pues bien, en esa situación, para superar esta crisis moderna de intenso vacío y desencanto, Brotóns propone un camino de retorno a las raíces de la vida, recreadas por Jesús, elaborando un espléndido programa de recuperación y creación de felicidad, en clave humanista y cristiana.

Escrito con ese fin, este trabajo no es sólo un estudio teórico (que lo es), sino un manifiesto práctico de vida colmada, pues, parafraseando una tesis muchas veces repetida, el hombre del siglo XXI deberá aprender felicidad o no será (se destruirá a sí mismo). Desde ese fondo propone Brotóns una teoría y pastoral cristiana de felicidad, aplicada sobre todo en ambientes universitarios y de militantes cristianos. No existe, que yo sepa, ningún otro trabajo de su hondura. Éstas son sus novedades principales:

1. Brotons vincula explícitamente el deseo humano de felicidad y la confesión de una Alteridad fundante y beatificante. La felicidad viene del “otro”, y en concreto del Dios que nos ha hecho (para ser) felices, sobre fatalidad y destino, encarnándose en Jesús, para ofrecer y compartir con nosotros, de un modo gratuito, su propia felicidad divina (¡en la carne!).

2. La economía trinitaria es un despliegue de felicidad. El Dios en sí feliz se revela para hacer felices a los hombres. En esa línea, la vida humana se define como experiencia y despliegue de felicidad, pues si no fueran felices los hombres se negarían a vivir.

3. La Trinidad es un senda beatificante, pues el mismo Dios se ha encarnado (Jn 1, 14), para ser feliz en y con los hombres. En esa línea, el cristianismo va en contra de todo planteamiento maniqueísta, afirmando la bondad de lo creado, y rechazando todo desprecio del mundo y todo masoquismo victimista.

Es evidente que Brotons no ha respondido a todas las preguntas, ni ha elaborado (por ahora) una teología definitiva de la felicidad, pero ha empezado a recorrer el buen camino.

Ciertamente, siguen abiertas al fin de su obra muchas preguntas sobre el aspecto receptivo y activo de la felicidad, sobre su relación con la cruz (en amor) y con la riqueza, en un mundo de pobres. Queda la pregunta por la Iglesia como “experimento” de felicidad, con otros muchos temas y cuestiones, pero las fundamentales han sido ya aquí planteadas.

Once años atrás, cuando Brotons publicó su tesis (2003) le pedí que escribiera un breve Evangelio de la Felicidad. Él ha respondido con esta Teología de la Felicidad, que recibo con gran gozo y así la recomiendo a todos mis lectores. Pero creo que ha llegado la hora de que él escriba su Evangelio de la felicidad.
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