Bergoglio celebra su primera misa abierta en San Pedro dos meses después de la pandemia Francisco: "San Juan Pablo II dio la vuelta al mundo entero buscando a su pueblo"

El Pontífice destacó tres rasgos de Karol Wojtyla en su centenario: "La oración, la cercanía al pueblo y el amor por la justicia”

"Un pastor es cercano al pueblo, de lo contrario es un jerarca, un administrador... a lo mejor bueno, pero no es pastor"

Cien años de Karol Wojtyla. Miembros de la comunidad polaca, cardenales, obispos y sacerdotes acudieron a primera hora de la mañana a una basílica de San Pedro remozada, desinfectada y preparada para la acogida de fieles, a partir de este lunes, para asistir a la misa en memoria del centenario de Juan Pablo II.

La ceremonia se celebró en el altar que custodia los restos del Papa polaco, un hombre “con tres rasgos: la oración, la cercanía al pueblo y el amor por la justicia”, subrayó en su homilía Bergoglio.

La de hoy fue una misa 'normal', en el sentido de que Francisco ya no dedicó unas palabras al comienzo de la celebración a alguno de los 'protagonistas' de la pandemia, aunque el Papa continuó llevando el protagonismo de la celebración, sin acólitos o monaguillos. Se vieron algunas mascarillas (no guantes) entre los asistentes, no así entre los concelebrantes.

Misa por Juan Pablo II en el altar que conserva sus reliquias
Misa por Juan Pablo II en el altar que conserva sus reliquias

El Señor ama a su pueblo

En su homilía, Francisco destacó cómo “cien años atrás el Señor ha visitado a su pueblo, ha mandado a un hombre, lo ha preparado para hacer de obispo y guiar a la Iglesia”. “Haciendo memoria de San Juan Pablo II, retomamos esto: el Señor ama a su pueblo, ha enviado a un pastor”.

¿Y cuáles son los signos que podemos encontrar en Juan Pablo II?, se preguntó Francisco. “Tantos... digamos solo tres. Dicen que los jesuitas solo decimos las cosas de a tres... La oración, la cercanía al pueblo y el amor por la justicia”.

Misa en el altar de San Juan Pablo II
Misa en el altar de San Juan Pablo II

En primer lugar, “San Juan Pablo II era un hombre de Dios porque oraba, y oraba tanto. ¿Cómo un hombre que tiene tanto que hacer oraba tanto? Él sabía bien que el primer trabajo de un obispo es la oración, y esto no lo ha dicho el Vaticano II, lo dijo San Pedro”, destacó. “El modelo de obispo es aquel que ora, la primera tarea. Fue un hombre de oración”.

"No estaba separado del pueblo"

En segundo lugar, “un hombre de cercanía”. “No era un hombre separado del pueblo. Es más: iba a encontrar al pueblo, y por eso dio la vuelta al mundo entero buscando a su pueblo, haciéndose cercano”. Y es que, añadió, “la cercanía es uno de los signos de Dios con su pueblo. Un pastor es cercano al pueblo, de lo contrario es un jerarca, un administrador... a lo mejor bueno, pero no es pastor”, apuntó Francisco. “San Juan Pablo II nos ha dado ese ejemplo de la cercanía. Cercano a los grandes y a los pequeños. Él se hacía cercano siempre”.

Algunos fieles, con mascarillas
Algunos fieles, con mascarillas

Finalmente, “el amor por la justicia, pero por la justicia completa”. Porque, para Bergoglio, Wojtyla era “un hombre que quería la justicia, la justicia social, la del pueblo (…) pero la justicia completa, por eso Juan Pablo II era el hombre de la misericordia, porque justicia y misericordia van juntas”.

El rostro de la misericordia

“Pensemos lo que hizo Juan Pablo II para que la gente entendiera la misericordia. Pensemos cómo él empujó la devoción a santa Faustina. Él había sentido que la justicia de Dios tenía este rostro de la misericordia”, culminó Francisco.

“Oremos a él hoy, para que nos dé a todos, especialmente a los pastores de la Iglesia, la gracia de la oración, la gracia de la cercanía, y la gracia de la justicia misericordiosa”, finalizó.

Después, la consagración y, por fin, la Eucaristía al pueblo. De la que, curiosamente, no se ofrecieron imágenes.

Misa en el altar de San Juan Pablo II
Misa en el altar de San Juan Pablo II

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