VIII VIERNES DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/1-06-2018
VIII VIERNES DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/1-06-2018
EVANGELIO DEL DÍA: Mc 11,11-26
Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «Nunca jamás coma nadie de ti.»
Los discípulos lo oyeron. Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía, diciendo: «¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos." Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos.»
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.»
Jesús contestó: «Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: "Quítate de ahí y tirate al mar", no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas.»
COMENTARIO:
Celebramos el VIII Viernes del Tiempo Ordinario. El cristiano sabe bien de quien se ha fiado y sabe que su misión principal es hacer posible el “Proyecto del Reino de Dios”, es decir, colaborar con el proyecto de felicidad y de salvación que Dios tiene para el mundo y para la humanidad.
En el Evangelio de este Viernes de la Octava Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 11,11-26)
Jesús ha llegado a Jerusalén y ha hecho su entrada mesiánica como rey humilde en un pollino. Y ahora, realiza una acción simbólica en torno a una higuera estéril y, otra acción, no menos simbólica y valiente, arrojando a los mercaderes del Templo.
La higuera no tenía frutos. No era tiempo de higos o ya se le habían gastado. Jesús, con todo, se queja de esa esterilidad. En efecto, al día siguiente, la higuera se había secado.
Si Jesús hizo este gesto es porque apuntaba a otra clase de esterilidad: es el pueblo de Israel, sobre todo sus dirigentes, el árbol que no da los frutos que Dios pedía. Israel ha fracasado. Israel es la higuera seca.
Pidamos a Dios que nos ayude a cumplir su santa voluntad y demos frutos que siempre permanezcan, frutos de amor. Amén.
www.marinaveracruz.net
EVANGELIO DEL DÍA: Mc 11,11-26
Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «Nunca jamás coma nadie de ti.»
Los discípulos lo oyeron. Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía, diciendo: «¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos." Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos.»
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.»
Jesús contestó: «Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: "Quítate de ahí y tirate al mar", no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas.»
COMENTARIO:
Celebramos el VIII Viernes del Tiempo Ordinario. El cristiano sabe bien de quien se ha fiado y sabe que su misión principal es hacer posible el “Proyecto del Reino de Dios”, es decir, colaborar con el proyecto de felicidad y de salvación que Dios tiene para el mundo y para la humanidad.
En el Evangelio de este Viernes de la Octava Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 11,11-26)
Jesús ha llegado a Jerusalén y ha hecho su entrada mesiánica como rey humilde en un pollino. Y ahora, realiza una acción simbólica en torno a una higuera estéril y, otra acción, no menos simbólica y valiente, arrojando a los mercaderes del Templo.
La higuera no tenía frutos. No era tiempo de higos o ya se le habían gastado. Jesús, con todo, se queja de esa esterilidad. En efecto, al día siguiente, la higuera se había secado.
Si Jesús hizo este gesto es porque apuntaba a otra clase de esterilidad: es el pueblo de Israel, sobre todo sus dirigentes, el árbol que no da los frutos que Dios pedía. Israel ha fracasado. Israel es la higuera seca.
Pidamos a Dios que nos ayude a cumplir su santa voluntad y demos frutos que siempre permanezcan, frutos de amor. Amén.
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