Las claves de la revolución de Asenjo en la diócesis de Sevilla Todos los hombres del arzobispo

Es su revolución. La que pone fin a la era Amigo y su gestión durante casi tres décadas al frente de la Archidiócesis de Sevilla, que gobernó con mano de seda, diplomacia y algún que otro baculazo, sobre todo cuaresmal, recibiendo directamente los halagos de muchos y sabiendo de los reproches, de las críticas de otros tantos, en desacuerdo con su forma de llevar las riendas de tan variopinto rebaño. Lo cuenta Aurora Flórez en ABC.

Siete meses después de tomar posesión como arzobispo de una de las diócesis más importantes de España, monseñor Juan José Asenjo Pelegrina ha entrado a fondo y a conciencia en la renovación del organigrama de la curia diocesana para volverlo como un calcetín, para crear un equipo a su medida y para rodearse de cargos afines y fieles al camino que piensa marcar, que se vislumbra con estrictas normas, que, por otra parte, se ciñen lógicamente a las directrices de la Iglesia y de la Conferencia Episcopal Española.

Monseñor Asenjo hizo pública la renovación de su Consejo Episcopal y de los cargos rectores del Seminario un día después de que muchos de los nombres de la lista se conocieran en diversos foros y medios, evidentemente por una filtración que se produjo tras el último Consejo Presbiterial de junio. Una lista con una lectura clara: sus directos colaboradores, en su mayoría, son jóvenes, con preparación y conocen el trabajo en la parroquia y en los cargos medios.

La mano derecha, por el momento y hasta que monseñor Asenjo reciba un coadjutor que al parecer ha solicitado al Papa, será Teodoro León, un sacerdote nacido en 1964, doctor en Derecho Canónico, diplomado en Jurisprudencia de la Rota Romana. Ha sido delegado para Asuntos Jurídicos de las Hermandades y es canónigo, presidente del Tribunal Interdiodesano y vicepostulador de la causa de beatificación de Madre María de la Purísima, cargo éste último que le hizo subir enteros en la curia.

En la misma línea ascendente se encuentra el nuevo secretario general y canciller, Francisco Román Castro, nacido en 1967. Licenciado en Derecho Civil y en Derecho Canónico, era actualmente delegado episcopal para los Asuntos Jurídicos Sacramentales y delegado diocesano de Pastoral Universitaria.

Monseñor Asenjo ha repartido también las vicarías entre sacerdotes jóvenes, salvo Sevilla 1 y Sevilla 2, para las que ha nombrado al canónigo Jesús Maya (1941) y a Rafael Muñoz (1950). Así, se hará cargo de la Vicaría Norte, Marcelino Manzano (1972), hasta ahora párroco de Nuestra Señora de la Asunción de Lora del Río; la Sur es para Luis Joaquín Rebolo (1977), que ha realizado hasta ahora su labor pastoral en Écija, donde era arcipreste, párroco de de Santiago y rector de Santa María y Santa Bárbara. Diego Pérez Ojeda (1961), nuevo vicario episcopal de la Vicaría Este, era en la actualidad párroco de la utrerana Santa María de Mesa, y Carlos Coloma (1964), vicario de la Vicaría Oeste, ocupaba, entre otros cargos, arcipreste de Castilleja de la Cuesta, consiliario de la Hospitalidad Diocesana Sevilla-Lourdes y capellán honorario del Santuario de Lourdes.

No menos importantes son los nombramientos del rector y el vicerrector del Seminario Diocesano, que el arzobispo mira con especial atención ante la falta de vocaciones sacerdotales y la cierta lasitud. Los nombres son Miguel Ángel Aguilera (1971) y Ramón Darío Valdivia (1974). El primero de ellos, además de sus estudios eclesiásticos, es doctor en Filosofía y ha sido director de la Oficina de Información de los Obispos del Sur (Odisur). Ahora era párroco de Nuestra Señora de Consolación de la localiadd sevillana de Cazalla de la Sierra. Darío Valdivia, por su parte, es licenciado en Derecho Civil y ahora era párroco de Santa María de la Asunción de Mairena del Alcor.
Por último, Antonio Hiraldo (1938) canónigo, párroco de San Román y Santa Catalina y delegado diocesano para la restauración de este templo, será quien se ocupe de la dirección espiritual del Seminario.

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