La Campanada y el Papa Francisco

El Cardenal y Arzobispo de París bendijo hace días NUEVE campañas de un peso total de 22 toneladas, para instalar en la Catedral de Notre Dame de París. La mayor pesa 6 toneladas. A la bendición asistieron la Duquesa de Luxemburgo con su marido Enrique y la princesa Alejandra. Aquel Dios-Hombre que le dijo a la Samaritana: "créeme, mujer, que ni en este monte ni en Jerusalén es donde se debe adorar... llega la hora en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, ¿estará de acuerdo con tanta
"campanada", mientras tiene a millones de hermanos muriendo de hambre? ¿Esta es la iglesia que quiso Jesucristo o la que queremos los religiosos neoliberales occidentales?

El Papa Francisco parece que intenta encaminarnos a la sencillez y austeridad de Jesucristo y poner el acento y la predilección en los empobrecidos del mundo, ¿pero lo secundaremos? Como no lo hagamos los creyentes de a pie, no le va a ser posible. Estos días pasados en las celebraciones de Semana Santa, hemos visto a los Obispos, asir sus báculos dorados, plateados y afiligranados. Los vimos con ornamentos costosos e incluso lujosos, mientras tenemos entre nosotros cientos de personas pidiendo por calles, puertas de iglesias y supermercados, y con 3 millones de de ciudadanos ya bordeando la extrema pobreza. Seguro que ante esta contradicción Dios nos dice hoy con el profeta Isaías: "Al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos para no veros. Aunque menudeéis la plegaria yo no oigo, porque vuestras manos están de sangre llenas: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechoría de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano".

Esto mismo hay que decírselo a tanta Cofradía y tanta procesión, que con sus gatos en ropajes, imágenes, etc., parecen estar mucho más cerca de sentimentalismos, floclores e incluso intereses turísticos, que del Evangelio de Jesús.
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