El miedo a morir tiene varios componentes: el primero y elemental, el instintivo, que preserva de los peligros; otro puede ser el elemento racional, que asume los hechos; otro, el elemento afectivo, que reacciona ante los hechos; finalmente y también el componente religioso...
Siempre el miedo a morir y, como consecuencia el miedo al "más allá", han sido fuentes fecundas de creencia.
A elegir: el camino para superarlo pasa bien por la asunción racional de lo que es ley de la naturaleza o bien por la credulidad fanática o fantaseadora. Es la dualidad absoluta, sin puntos intermedios.
La razón acepta la naturalidad de la muerte; el fanático no, y por eso sueña mundos de pervivencia, aunque, sin embargo, puede llegar a acelerarla si con ello se asegura un lugar en el cielo. Generalmente aceleran "el trago" en los demás, que no en ellos.