Fátima, recensión de necedades
Lo primero que cualquier persona normal piensa al conocer las condiciones socio ambientales en que vivían estos niños, espcialmente la más pequeña, la que parece ser primeriza en visiones, es si no hubo alguien con dos dedos de frente que llegara a pensar que las “visiones” de una niña de seis años no podían ser otra cosa que inducción, alucinaciones por sugestión exacerbada.
Pues hete aquí lo que dice Lucía: ¿Cómo es que Jacinta, tan pequeñita, se dejó poseer y llegó a comprender tan gran espíritu de mortificación y penitencia? Me parece a mí que fue debido primero a una gracia especialísima de Dios por medio del Inmaculado Corazón de María; segundo, viendo el infierno y las desgracias de las almas que allí padecen [LUCÍA]
Un desvarío explicado por otro mayor. Se presuponen causas incontrovertibles --gracia de Dios, corazón de María, existencia del infierno-- para explicar fenómenos infumables. Hoy la Psicología estaría en condiciones de dar alguna explicación racional... si tuviera el más mínimo interés científico en ello. Muchos son los que se alzan, con toda la rotundidad posible, contra esas apariciones de Fátima que no son otra cosa que un fraude a la inteligencia, una credulidad multiplicada por mil, los mil intereses que rodean el negocio al que, encima, da marchamo de autenticidad un Jerarca Blanco acudiendo a dar gracias a la Virgen en tal lugar por haberle librado del atentado, un viejo de inteligencia y razón unidireccionada que a fuerza de querer creer consiguió creer lo que quiso.
¿Y las irracionalidades introducidas en la mente calenturienta de unos niños, traducidas en actos extravagantes e impropios de niños?
Dar la merienda a otros; atarse cuerdas a la cintura que hacían daño; darse con ortigas en las piernas; no beber agua en mucho tiempo; nueve días seguidos de rodillas desde lo alto del camino hasta la encina, rezar el rosario y dar la comida a nueve niños pobres...
Añádanse los perjuicios causados a las personas de su entorno (¿también esto lo quería “la Señora”?): el padre cae en el alcoholismo; la madre enferma gravemente; pierden la propiedad de varias tierras; el rebaño lo tienen que vender; Cova de Iría definitivamente convertido en un erial, por estar todo pisado...
Un destello de sentido común que nada puede frente al fanatismo ya instalado:
Francisco era más callado, hacía habitualmente todo lo que nos veía hacer a nosotras y rara vez comentaba nada.
¿Él veía algo? ¿O veía lo que las otras veían? ¿O decía que veía lo que las otras veían?
Cuando encontraba el cementerio abierto, me sentaba junto al sepulcro de Francisco, o de mi padre, y allí pasaba largas horas.
Religión de siglos, que resumen las palabras de Lucía, la visionaria de Fátima, entontecida hasta su defunción en el año 2005:
El Reverendo Señor Padre Boicinha fue el sacerdote que sustituyó en Fátima al Reverendo Señor Padre Pena. Este celosísimo sacerdote, al tener conocimiento de las costumbres paganas de bailes y danzas que se hacían en el pueblo, puso todo su empeño en suprimirlas. Y lo consiguió. Alguien dijo: Pero hasta aquí no era pecado bailar. Y ahora, porque viene un párroco nuevo, ¿ya es pecado¡? A lo que responde la persona pía: No lo sé. Lo que sé es que el Sr. Párroco no quiere que se baile y, por tanto, mis hijas [madre de Lucía] no vuelven a esas reuniones.
¡Viva la tristeza o donde la consistencia de lo virtuoso o lo pecaminoso está en su oportunismo histórico cuando no histriónico!