METÁFORAS (1/2) AL SERVICIO DE DIOS.


Como no saben qué decir ni cómo justificar el mal, se lanzan por derroteros metafóricos: El dolor es el megáfono de Dios para despertar a un mundo adormecido.

Frases ingeniosas todos sabemos decirlas a poco que nos quedemos un poco “traspuestos”.

Entorno los ojos y digo:

La ceguera a las cosas de la vida, es el despertador del corazón adormecido: sólo falta que no lo apagues cuando suena...

La música de Dios enciende mis mañanas...

La lluvia de lo divino esponja mi corazón...

El relámpago es el guiño de la naturaleza a Dios...


Podrían ser mejores. Pero no, que donde hay una metáfora, pronto crecen las teologías: ¿el mal tiene alguna finalidad esotérica distinta a su esencia maligna?.

El mal, sencillamente, es; puede tener causas, obedecer a intereses, pretender... ¿pero tiene alguna finalidad filosófico-teológica? ¿Qué finalidad tiene mi dolor de muelas? ¿El que se lo ofrezca a Dios por la salvación --eterna, por supuesto--, de los negritos de Burkina Faso?

Ya lo he hecho y el dolor sigue ahí; ya he gritado “hágase tu voluntad y no la mía”, y el dolor sigue ahí; ya he pedido perdón y ofrecido este dolor como penitencia, pero el dolor me impide pensar más...

¡Maldita pastilla que me ha estorbado meditación tan provechosa, cuando ya empezaba a despertar de mi adormecimiento!

Metáforas contra teología.
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