Residuos podridos de credulidad.
Es principio, supongo admitido, que sólo lo que es bueno para el hombre, a juicio de una razón libre, se puede mantener. Es, o debería ser, la norma elemental para el progreso de la sociedad. Que no sea así sólo es producto del afán que muchos tienen por el mantenimiento de la casta.
Vemos cómo a su propio pesar la religión genera anquilosamiento, retroceso, división y guerras. Religiones por lo general unidas o encastradas en sociedades todavía sumidas en la pobreza, en la incultura y en el atraso.
Sólo así se pueden entender determinados textos y determinadas prácticas. Textos y prácticas que, como cita, se pueden multiplicar por mil... pero que necesariamente han de referirse al principio elemental de mantener o rechazar aquello que se refiera a la dignidad del hombre.
• ¿Por qué en ciertos países y en la práctica se consiente la división de la sociedad según castas cerradas y herméticas, baldón para la dignidad humana y fuente institucionalizada de injusticias?
• ¿Por qué la degradación, esclavitud podríamos decir, asumida incluso por la propia mujer, efecto de un previo lavado mental fundado en preceptos religiosos en sociedades en otros aspectos técnicos y materiales muy desarrolladas?
• ¿De dónde procede la idea de dominio del mundo, que se ha traducido en esquilmación de recursos y sometimiento de naciones enteras sino de textos judíos y cristianos?
• ¿Por qué se sigue admitiendo la predestinación, con todo lo que ello implica, frente a las más elementales evidencias de la razón?
• Si nos referimos a lo que dicen que es el medio más excelso de perfección, la retirada del mundo a la vida religiosa, ¿no es la vida conventual, especialmente la femenina, dentro de la religión católica una muestra flagrante de la degradación de la mujer?
• ¿Por qué en las novísimas congregaciones todavía se mantiene el alejamiento del mundo y, en contraste, se unen para vivir en comunidad de hermanos cuando las más de las veces dicha convivencia forzada sólo es fuente de degradación de la propia personalidad?
• ¿Por qué presuponen, afirman y predican que el contacto con el mundo es "contagioso" y maligno?
• ¿Por qué fundan la piedad y la religiosidad en comer o rechazar determinados alimentos?
Gracias a que algunos han tenido la valentía de contestar a estas preguntas, la prepotencia crédula de antaño se ha tornado prudencia y temor