Por la importancia no tan coyuntural y pasajera como pudiera a simple vista parecer de ciertos comentarios, el autor prefiere extenderse y responder adecuadamente a aquellos que usan de modo desmadrado su potestad descalificadora
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o Comentario por Elifaz 27.07.12 | 19:22
“No podemos creer (a título individual) cualquier cosa. “ Muy cierto, aplíquense el cuento.
“ Por otro lado, es cierto que cualquier cosa imaginada puede ser cierta” Muy cierto; léanse las teorías de Stephen Hawking y sus coros cantores con sus vaivenes teóricos; que si ahora esto, que si ahora lo otro; que si el big-ben por aquí; luego resulta que no se sabe muy bien, bueno que a lo mejor no hubo big-ben... ; pero sí hay una cosa es segura y es que Dios no existe. Y entre una teoría y otra, un librote explicativo y a forrarse a costa de los “crédulos”. Hombre, un poco de seriedad. ¿Para qué seguir?
Sr. Blogger, Vd que es una eminencia en la cosa científica, dígame: ¿cómo podría un científico demostrar a un ciego de nacimiento incrédulo que existe una cosa que se llama luz que permite a todos ver por donde pisan, aunque él no pueda ó no quiera creerlo. Pues aplíque se la respuesta.
Respuesta: -
1º.- Se trata de una convicción personal: ¿cómo no iba a aplicarme el cuento? ¿Por qué pluraliza Vd.?
2º.- Como desconocemos “la Verdad”, es cierto que ésta puede coincidir con cualquier hipótesis propuesta o imaginada, o con ninguna de ellas. No hay mejor modo de desbrozar falsedades que el método científico, basado en la experiencia y en la puesta a prueba de diversas hipótesis (aunque rebajado en alcance objetivo por gente como Kant, Husserl, Popper, Lakatos, Kuhn, Feyerabend, etc. –un etc. que incluye a la inmensa mayoría de los científicos actuales). La razón cognoscitiva debe apoyarse en realidades tangibles, aunque pueda volar hasta lo intangible.
3º.-Debe comprender que NO es lo mismo una idea rebuscada que una hipótesis explicativa (concordante con la experiencia), una teoría (concordante con muchas experiencias, puesta a prueba exitosamente e inclusiva de predicciones susceptibles de comprobación-refutación) y una ley (teoría muy comprobada y hasta expresable en términos matemáticos). Claro que la ciencia evoluciona –salvo en momentos de “revolución” o cambio de paradigma- a pequeños pasos, mejorando o afinando concepciones –o cosmogonías- previas.
4º.- Ahora bien, Hawking y todos los demás (Sagan, Weinberg, Gribbin, Davies, Fritzsch, Glashow, Pagels, Sutton, Pickering, Feynman, Wagner, Close, Marten, Green, Rees, Goth, Deutsh, etc.) SON científicos. No están interesados en engañar ni en reducir su conocimiento ni el nuestro, sino en reconstruir nuestro pasado, y el del Universo (otros lo hacen con el de la vida). Realizan experimentos y aplican complicadas fórmulas que les llevan no sólo a explicar hechos, objetos, relaciones e historias plausibles, sino a arriesgar predicciones, ocasionalmente comprobables (de ahí la relevancia de algunos eclipses, los experimentos nucleares, la aplicación de la cuántica y la relatividad a numerosas realidades, incluso industriales, o la del reciente experimento del 4 de Julio en Suiza -HLC).
Hace bien poco que hemos sabido que el universo se expande, y todavía menos (tres décadas) que esa expansión se acelera, en lugar de disminuir con el tiempo, como se esperaba. Hace un siglo y medio se creía que el universo era muchísimo más pequeño, con unas cuantas galaxias, y un siglo antes se creía que el total de estrellas eran unas cuantos miles. Piense en los autores de la biblia, sin ir más lejos. Creían que la Tierra era plana, que era la base del firmamento (el cielo era su cúpula) y estaba entre el mundo de “arriba” y el fogoso inframundo (infierno).
En fin, lea a cualquiera de los autores citados y compruebe por Vd. mismo la diferencia entre hablar del Big bang, con sus razones, y hacerlo de Dios (que debe Vd definir de algún modo -¿inteligencia, energía, consciencia personal, super-ser incorpóreo?-, y ciertamente no forma parte de ninguna teoría, aunque puede ser para Vd. –y para un número bastante reducido de científicos- una hipótesis válida y a tener en cuenta).
5º.- Por último, yo no soy ninguna eminencia en la cosa científica: leo libros y revistas divulgativas que puede leer cualquiera, y de hecho más de cien mil españoles lo hacen, sin ir más lejos. Lo del ciego, para mí que funciona al revés: los seres humanos –y los de muchas otras especies- vemos, tenemos experiencias sensoriales y nos las comunicamos; incluso podemos poner a prueba el alcance limitado de nuestros sentidos, que no nos sirven para marcos muy grandes o muy reducidos, ni para cualquier velocidad; de modo que somos un tanto ciegos para el resultado obtenido del uso de ciertos aparatos que multiplican nuestras capacidades sensoriales. El ciego las tiene mermadas: no ve lo que ve cualquier persona que no lo sea. Pero termina entendiendo que es así.
De lo que Vd. quiere hablarme tal vez sea de un visionario (que cree ver más que los demás, o convencerse, o convencernos, de lo que hace). Puede fiarse de uno de ellos, si lo estima conveniente. Lástima que sus visiones no sean tan concordantes y a veces requieran ser “provocadas”, esto es, despertadas mediante el uso de drogas o a través de trances extáticos, simulados o no.
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o Comentario por promiscato 24.07.12 | 18:34
A manuel barreda(y al blogger, por solidario):¿se atreverá a mirar a los ojos a la viuda de Óscar Payá ,hija y hermano,después de escribir "Vivir dignamente es -¿qué otra cosa?- disfrutar la vida,..."?
RESPUESTA.
No me siento personalmente responsable de la muerte de Óscar. Espero que haya vivido dignamente, desde luego: disfrutando lo mejor posible de su vida, expresión que incluye bastante de lo que, al parecer, se imagina Vd. que paso por alto.
Claro que los placeres espirituales, la vida familiar, la literatura, la lucha por las libertades sociales y políticas (libertad de pensamiento, expresión, reunión, voto, etc.) son un medio de procurarse una vida digna y –al menos para algunos- más feliz que su alternativa.
Por fin me veo junto a Vd. defendiendo las libertades contra cualquier dictadura, sea en Cuba o en Chile, de Stalin, Hitler, Franco, etc. (No se olvide de millares de muertos y perseguidos no menos dignos que Óscar.)