Verdad y falsedad en las afirmaciones crédulas.
Para no entrar en mayores disquisiciones, podríamos decir que en Lógica se llamaba "dictum" a un enunciado cualquiera. Si habláramos en los términos de la lógica escolástica, indicaba lo que, en una proposición modal, venía afectado por lo que llamaban "el modo": proposición posible o imposible, necesaria o contingente (Introducción a la Lógica. Albert Menne. Biblioteca hispánica de filosofía. Ed. Gredos).
Es un "dictum" afirmar que detrás de tanta gente que cree y tanta obra "de Dios" debe haber un credo doctrinal "cierto", en otras palabras, que no puede ser falso aquello que genera tantas obras buenas y mueve tantas conciencias y genera tal cúmulo de obras estéticas.
Con igual lógica, podemos responder con aquello de "quod gratis afirmatur..." Pero fijándonos únicamente en la primera parte de la proposición --tanta gente, tantas obras-- es menester someter tal "dictum" a una doble consideración.
Primera y principal: la mentira, cuantas menos razones tiene y cuanto más grande es, genera una compulsión para ser creída. Dicha una verdad se afirma como tal, se repite hasta el hartazgo sin dar razones de ella y, a la postre, queda inoculada en la conciencia social.
La segunda es de pura lógica económica: cualquier sociedad que, tras su fundación, se mantiene, es fuente a su vez de riqueza.
La Iglesia católica ha detentado riquezas sin cuento, aunque en este caso las distintas "iglesias" no han generado riqueza, la han dilapidado.
La Iglesia católica lleva ¡veinte siglos! rodeándose de boato, esplendor, lujo, ostentación; dotándose de edificios suntuosos; dedicando a "su Dios", a su Jesús, a sus Marías, ingentes cantidades de oro y plata... Podríamos preguntar para qué tanto, pero en este caso importa más saber gracias a qué.
Gracias a su labor secular de lavado de cerebro, gracias a las exacciones sobre las gentes humildes, a su alianza con el poder político y, con harta frecuencia, ejerciendo ella misma ese mismo poder.
A partir de ambas afirmaciones --ciertas las dos-- se podría discutir si ello conlleva la verdad inherente a tales hechos.