Comentario por [Blogger]
Adiós, mis queridos y estimados contrincantes, enemigos de verbo, me largo al fin a lugares donde Internet me es inaccesible, aunque podré seguirles por el móvil de mi amigo (el mío apenas si recibe llamadas). No sean tan malos en sus comentarios ni se tiren a la yugular del primero que les contradiga.Nos vemos en SEPTIEMBRE, sabido como es que en lo que resta de julio y en agosto sigo "suspenso".
Si la Iglesia dirigiese sus sermones a propagar la verdad, la estricta verdad sobre lo que se cree, siguiendo una exégesis rigurosa de los textos sagrados, rápidamente se vaciarían los templos y se hundiría el tinglado. El mismísimo Evangelio clama contra sus cimientos.
Y no porque la nueva verdad fuese contra el credo original, el de Pablo de Tarso, sino porque han construido un edificio, la Iglesia, sobre falsedades y mentiras. Un edificio, además, que para ludibrio de sus usufructuarios, está vacío y que, como mucho, apenas si logra medio llenarlo los fines de semana.
La Iglesia fue construyéndose como un engendro "a propósito de" un mensaje. El monstruo de la Iglesia nació del concubinato entre la aspiración del A.T. por el Reino de Dios y la predicación de mitos cristológicos del N.T.
Aun así, no es de esperar que el crédulo incauto recapacite y vea en la Iglesia una sociedad más, como cualquier otra. Una sociedad que usufrutúa el pasado irracional del hombre y que aprovecha lo que de menos humano hay en los hombres para montar un tinglado de las proporciones gigantescas que hoy tiene, vendiendo la mercancía de que hay un “proyecto divino” en todo ello.