Al loable intento de erigir a la razón, a la inteligencia, al entendimiento, a la preminencia de la ley y al sentido crítico como normas sociales del existir, la Iglesia lo denomina “
indiferentismo”, al que tacha de “
peste”.
Otros podríamos decir que es “vacuna” contra credulidades interesadas. Más que “peste”, “pesticida”.