El sentido común aplicado a San Isidro.


LA DISYUNTIVA DE LA CREDULIDAD.
Hoy, como en cualquier asunto que roza la credulidad, volvemos a lo de siempre, la dicotomía o disyuntiva entre religión y normalidad vital, entre ficción y realidad, entre conocimiento e imaginación, incluso entre razón y sentimiento:

--¿Se trata de creer y venerar un ser construido, un héroe, un mito, un compendio de perfecciones, un prototipo inventado a partir de un personaje real?Nada que objetar: cada uno puede creer lo que le venga en gana o quedar enternecido por cuentos y apólogos que hunden sus raíces en la vida misma.

--¿Afirman y pretenden colar como “real” e “histórico” tal constructo? El simple sentido común se rebela y lo denuncia.


Es el caso de Isidro Labrador. Es el caso de tantos otros. Y es el caso de todo aquello que quieren hacer pasar como real, cierto e histórico, en tanto la conciencia popular percibe que no es sino leyenda, mito, ficción y cuento. Cosa bien distinta es su moraleja que incita al bien.

PUNTOS DE MEDITACIÓN PARA HOY, FESTIVIDAD DE SAN ISIDRO, PATRÓN DE MADRID.

1) No existe documentación alguna fiable sobre Isidro --Isidro de Merlo y Quintana--, por lo que no podemos discutir sobre bases reales. Los datos proceden, por una parte, de una agiografía (del griego "águios", santo) de Juan Gil de Zamora, más conocido como Juan Diácono [1], que vivió en el siglo XIII y que no recoge más que leyendas, y por otra del proceso de canonización iniciado con Felipe II y llevado a término entre 1619 y 1622. ¿Basados en qué? ¿En leyendas? ¿En la tradición? ¿En tal biografía?


2) Por más persona buena que fuera, resulta inverosímil pensar en la existencia de datos fiables sobre un simple labriego. Por más que pongan límites temporales a su vida (1070/82-1130/1172), incluso las fechas bailan de una a otra hagiografía: ¿nació en 1070, en 1082; murió a los 90 años? En nuestro siglo donde grabaciones, fotos, documentos oficiales guardan memoria de todo, he conocido personas buenas y piadosas, santos, que, pasados diez años de su muerte, apenas si son una referencia en conversaciones privadas, sobre todo familiares. Pasados treinta años, apenas si habrá algún nieto que guarde memoria de ellos. ¿Y después de un siglo? ¿Por qué Isidro fue distinto? ¿No será una acumulación de leyendas sobre la memoria de un labriego “bueno”?

3) He consultado varias biografías modernas en Internet y hasta he recalado en el Auto de Lope de Vega (que únicamente se hace eco de leyendas). Todo lo que se dice en sus biografías modernas parten de la tradición y de la leyenda. ¿Son fuentes fiables éstas para deducir la verdad sobre su vida? Creemos que no.

4) Fechas: 1212 (una riada pone al descubierto un cuerpo incorrupto: ¿cómo sabían que era el suyo?) - 1589 (Felipe II propicia su causa de canonización)- 1619 (es declarado beato) – 1622/24 (santo)- 1960 (patrón de los agricultores de España). ¿No dicen algo estas fechas? Cuatrocientos cincuenta años pasaron desde su muerte hasta su canonización. Algunos deducimos que se construyó un santo para una necesidad. ¿No influiría un tanto la presión de Felipe II para tener en Madrid "algo digno"?


Para que no se olvide el propósito de este escrito, volvemos sobre lo mismo: ¿veneran los cristianos un prototipo, una leyenda, un modelo ideal, un mito creado… o realmente una figura que fue así? No vale la respuesta de siempre --¿Y qué importa?— porque se juega con la credulidad del pueblo.



LO MÁS PROBABLE ES QUE TODO ES IMPROBABLE.

Quisicosas que se creen --y ya nadie cree-- y que son inverosímiles o falsas:

a. Cuerpo incorrupto: ¿qué garantía había de que tal cuerpo, después de 40 años enterrado, fuera el de Isidro, sobre todo si tal riada hubo de confundir restos?

b. Infinidad de milagros “que se le atribuyen”. Hasta 400 salieron a relucir en su proceso (450 años más tarde): su hijo Illán cae a un pozo pero las aguas suben hasta el brocal salvando así la vida del niño; los bueyes aran solos en surcos perfectos; los pozos que descubría tenían cualidades taumatúrgicas... ¿Alguien se cree esto?

c. ¿Iglesia de Santa María donde se paraba a oír misa–donde hoy está la catedral--, Iglesia de San Andrés donde fue bautizado y luego enterrado? ¿Madrid, un lugar de paso, “castillo famoso” nada más, Madrid, plaza mora hasta 1083 en que fue conquistada por los cristianos? ¡Si en esos años no había iglesias en Madrid!

d. Siembra el trigo y lanza al borde grano para sustento de los pájaros: “tradición bellísima” o tontería supina (los pájaros pueden comer lo que quieran).


e. Al ir al molino, da a los pobres todo lo que lleva: la tierra le da con creces lo que reparte. ¿Y eso se debe a su relación especial con Dios?

f. La heredad de su amo la más próspera, los bueyes los más robustos, su sementera la más abundante…

h. La envidia. Le acusan de descuidado y negligente. En el campo él se postra a orar (¿y no lo podía hacer conduciendo la yunta, que tiene que ponerse de rodillas con las manos juntas?). Su amo, desde una altozano, comprueba que los bueyes aran solos. Dios toma su defensa. ¿Alguien cree que todo esto fuera real?

g. Su mujer –María Toribia o María de la Piedad o Santa María de la Cabeza— pasa el Jarama por encima de las aguas para dar al traste con las murmuraciones de sus convecinos. ¿Se lo puede creer alguien?

h. Dicen que su profunda vida de piedad se ve bendecida con un hijo. Podríamos decir: “¿Sólo un hijo cuando en esa época las familias solían tener una docena de media cuando no docena y media?” ¿Bendecida? ¿Es esto forma normal de expresar el hecho normal de casarse, realizar aquello a lo que la naturaleza empuja, unirse en abrazo amoroso y tener hijos?

i. ¿Documentos coetáneos de la misma Iglesia sobre sus padres, sobre su orfandad temprana… sobre todo lo citado anteriormente? Ninguno.


Y de nuevo volvemos al meollo que nos ocupa: ¿Se trata de un “constructo” o de una figura real? Si es lo primero –que no tendría nada de vituperable— volvemos a lo de siempre: los crédulos veneran una idea, un mito, una construcción artificial, no un personaje real a imitar. Y siendo así, que no hagan pasar por histórico y real todo. La vida no va por ahí y, sobre todo, es otra cosa.

Es el deseo el que les mueve. Pretenden encarnar en en el labriego Isidro todo un compendio de piedad ritualizada y anacrónica, la piedad imperante a finales del XVI, de misa diaria, visitas al Santísimo, ayuda y limosnas a los pobres... Anacronismo que inventa lo que viene bien.

Ese "no importa si todo mueve a piedad", a ellos, los funcionarios del credo, les importa mucho, porque "a cuenta del cuento" de Isidro se fundan y construyen colegiatas, catedrales, museos... y llueven los estipendios, las limosnas, los votos y exvotos, las ofrendas, las promesas... Lo de siempre: los juglares de lo sacro también tienen que vivir.
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[1] Un estudio del CÓDICE se puede consultar AQUÍ.
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