La simbología de la realidad resucitada.




Curioso evangelio el de hoy domingo. Curioso porque da muchas pautas del devenir de la Iglesia e, incluso, de cómo debieran los cristianos entender, por extrapolación, todos los escritos neotestamentarios.

Todo el relato es indicativo de que el Evangelio de Juan se escribió en una etapa avanzada del cristianismo, cuando éste ya se había difundido lo suficiente como para contar con una cierta tradición y con comunidades asentadas y bien organizadas.

1. Definitivamente el Jesús-Dios-resucitado deja a un lado al pueblo de Israel y sólo se aparece "a los suyos", a ese "resto" de Israel bíblico. Pero... ¿no son realmente pocos? Además ¡esos pocos lo habían abandonado! Los possibilia de expansión eran múltiples y variados y, la verdad, la elección de una sola deriva para difundir la religión cristiana --que fueran los discípulos quienes lo realizaran-- es la menos coherente y la menos eficaz... pero así funcionan las cosas humanas cuando las divinas son pretexto. ¿Por qué eligió ese "modus propagandi" si el presentarse ante su pueblo, otra vez con posibilidad de perdón y elección, habría ahorrado sinsabores posteriores a sus discípulos?

2. No lo conocen. Algo extraño. Quizá las brumas mañaneras del lago, quizá la distancia, quizá... Pero luego

3. La simbología contenida en todo el relato, en consonancia con este Evangelio tan apartado del estilo y el carácter de los otros y tan cercano al helenismo e incluso al gnosticismo.

Todos los datos reflejados en el texto son simbólicos y hacen referencia, entre otros aspectos que ya otros han consignado, al inicio mismo de la sociedad nueva de creyentes, la Iglesia, datos que constituyen una delicia para espiritualistas y místicos:

--"siete" son los presentes en la barca, entre ellos uno que no era "apóstol", Natanael, frente al bíblico y vétero testamentario "doce";
--Pedro les dice que va a pescar y no pescan nada durante la noche;
--con las brumas no conocen al que les habla desde la orilla;
--la indicación de que echen las redes a la derecha de la barca (donde están los elegidos de Dios);
--el que lo conoce es el que Jesús tanto quería (curioso conocimiento el emocional, que Pedro no tiene);
--Pedro está desnudo, se pone la túnica, se lanza al agua pero regresa a la barca a arrastrar la red;
--la red que no se rompe;
--Jesús en la orilla con unas brasas, un pez y pan;
--la curiosa indicación de 153 peces (según la conocida homilía de San Gregorio: 10 mandamientos del A.T. + 7 dones del N.T. x 3 x 3);
--esa coletilla "porque sabían bien que era el Señor", algo innnecesario después de las palabras del discípulo a quien Jesús amaba.


4. La confirmación de Pedro como jefe de la tribu (así designa Josefo a los nuevos creyentes refiriéndose a los cristianos), tras la triple confirmación de amor con el mandato de "apacentar mis corderos y luego mis ovejas" (tanto a los fieles como sus guías espirituales):

5. La profecía de la muerte de Pedro (relato evidentemente posterior a hechos ya sucedidos, como fue la presunta muerte de Pedro en cruz y en Roma, muerte que, como es lógico, sólo la tradición conserva).

Queda claro que este pasaje es un texto "interesado", para confirmar la primacía de Pedro (y de rechazo Roma) frente a otros posibles guías o sedes.

En la consideración de tal relato --alegórico a todas luces--, ¿por qué no entender la misma esencia del cristianismo como una alegoría de la vida espiritual, conectada con la realidad, pero símbolo de la misma?
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