¿Cuándo se va a desprender la Iglesia de los milagros?

Cada vez que "suben a los altares" a algún mortal fenecido, sacan a colación, primero y como es natural, su vida ejemplar y después la confirmación de tal vida ejemplar ¡con un milagro! Si no fuesen las autoridades crédulas tan recurrentes no seríamos nosotros tan renuentes.
Una y otra vez tenemos que volver a hacer la pregunta: ¿pero todavía crees en milagros? Como personas sensatas no podemos entender que alguien, en los tiempos que corren, crea en "milagros al uso", por hechos más inexplicables que parezcan.
Situémonos en el contexto de las religiones consideradas paganas y por tanto falsas: los que creen en los milagros "católicos" ¿creen en los milagros que en esas religiones paganas se citan? Evidentemente no.
Copio el texto que aparece en el Diccionario Filosófico editado por los enciclopedistas franceses:
Las hijas del gran sacerdote ANIO convertían todos los objetos que querían en trigo, en vino o en aceite; ATÁLIDA, hija de Mercurio, resucitó varias veces; ESCULAPIO resucitó a Hipólito; HÉRCULES arrancó a Alcestes de la muerte; HEXES volvió al mundo después de haber pasado quince días en los infiernos; RÓMULO y REMO fueron hijos de un dios y una vestal; el PALLADIUM cayó desde el cielo en la ciudad de Troya; la cabellera de BERENICE se convirtió en una constelación de estrellas... Os desafiamos a que encontréis un solo pueblo en el que no se hayan realizado prodigios increíbles, sobre todo en los tiempos en que casi nadie sabía leer y escribir. [J.F.Arouet]
¿No creen en los milagros que en esas religiones paganas se citan?¿Por qué? Ah, son mitos, son inventos, son relatos fabulosos, son incluso apólogos, son... mentira. ¿Y por qué son mentira? ¿No será igual mentira el milagro católico? Sé que apelar a tal comparación es un argumento de poca entidad y consistencia, pero puede servir para pensar en ciertos paralelismos e incluso en agravios comparativos.
Aunque todavía exigen su correspondiente milagro como condición para calificar de santo a alguien, poco tiempo falta para que desaparezcan del todo los milagros "como condición", dada la rechifla o el escepticismo con que son recibidos por el público en general. Lo mismo que ya no hay profetas ni "extasiados" (o al menos no lo dicen) ni grandes teólogos...
En realidad, y entiéndasenos la ironía, esto no deja de ser un bien para el verdadero creyente, porque de este modo su fe resalta más pura, ajena ésta a posibles casos de fraude (v.g. vidente de El Escorial), apropiación de hechos sin explicación aparente o en algunos casos prestidigitación.
Cuando la fe, para sostenerse, necesita apelar a la magia –que no otra cosa son los milagros-- poco fundamento tiene. Esa necesidad de acudir a la realidad, pero realidad que transgrede la religión, es indicio de flaqueza. No, no perciben que el resto de la gente, la que ve las cosas como son, lo que deduce de tales actos es brujería, magia, adivinación, prestidigitación, espiritismo o cosas similares.
La mayor parte de los milagros “históricos” proceden de deseos no satisfechos, de necesidades humanas, de persistentes deseos de que algo suceda así, inventando dichos sucesos. Y, cómo no, del todavía inexplorado y desconocido poder de la mente.
No es casual que Mahoma realizara un “vuelo nocturno” en caballo a Jerusalén, estando todo el día a lomos de un rocín y sufriendo los inconvenientes de largas marchas a lomos del jamelgo. Pero tal milagro no difiere en absoluto de las “botas de siete leguas” del cuento, de los carros celestes, de los ángeles capaces de volar instantáneamente de un lugar a otro, de bilocaciones, de ascensiones o asunciones y fábulas por el estilo.
Puestos a hacer milagros, ¿por qué Dios, Allah o quien sea no les concedió nunca hechos más sorprendentes como adelantar vacunas y descubrimientos científicos que curaran pestes o mostrar los planos de la máquina de vapor o, a instancias del ingeniero creyente, explanar taludes y excavar trincheras y túneles en las obras del AVE? ¡Es que la mayor parte de los milagros son de una ramplonería y de un localismo que asusta! Y, sobre todo, debido quizá a que la Seguridad Social de muchos países está en bancarrota, todos los milagros son sanitarios. O filiales de “Roca” y “Gala”.
¿Por qué la credulidad orgánica y organizada –la Multinacional del Rezo-- no piensa que tal milagro pueda ser otra cosa y propiciar investigaciones en tal sentido y abandonar para siempre milongas ridículas e hilarantes? Sería una loable aportación a la ciencia.
Pero no, la cosa es bien clara: es más fácil, más corto y más gratificante pensar que Dios está con los suyos. Porque sólo “en los suyos” hace milagros.
David Hume puso el dedo en la llaga. Partiendo de que un milagro es algo que subvierte las leyes de la naturaleza --podría ser que un burro recitara los salmos de David o que un árbol hiciera genuflexiones-- afirmó: ante un milagro caben dos posibilidades, una, que realmente las leyes de la naturaleza queden en suspenso en provecho del elegido; otra que se trate de un error de apreciación o el individuo sufra alucinaciones o que todo sea una falsa ilusión. ¿Cuál de las dos cosas es más probable? Al menos esta segunda coyuntura entra dentro de lo más natural y, por comprensible, puede ser aceptable.
Pues no, el individuo milagreado prefiere elegir la primera, como en el caso de la monja sofronizada por JP-2.
Si bien podría entenderse que quien ha sido objeto de milagro lo considere como tal, no se entiende que a los demás no les quepa la menor duda. Y menos se entiende que se sigan considerando milagros hechos ocurridos hace siglos e interpretados hoy día como tales. ¿No serán falsificaciones hechas por fabuladores con el caletre recalentado?
No podemos por menos de apelar a Guillermo Ockam y decir que la explicación, o al menos hipótesis, primera es la más probable sin necesidad de acudir a otras sacadas de la chistera.