Hay vida más allá de la religión (2) Apertura mental.

El apetito hace que la comida sea una fiesta. Lo mismo sucede con la inteligencia.

Quien tenga cerradas las puertas de la razón jamás podrá saborear todo lo que el manjar de la naturaleza, de la convivencia y de la experiencia propia puede ofrecer.

La racionalidad genera una “visión cabal” de las cosas, de las personas y de las situaciones. Pero tal “visión” sólo es fruto de una actitud de estudio, de un sometiendo de nuestros criterios a consulta, incluso del sometimiento de nuestro criterio al de otros. La visión de las cosas, de los acontecimientos, será tanto más completa cuanto más ajustada esté a la realidad, de la cual derivará, las más de las veces, la justicia. Integro, justo, honrado, intachable, honorable... ésa llegará a ser la persona que se ha guiado por tales criterios. 

La vida se sucede en unrevolver y resolver problemas y los problemas tienen un contenido que hay que entender. Toda solución tiene su inicio en la mente, una mente que ha entendido el problema y ha visto su complejidad. Con el "picoteo", con dejar que pasen las cosas sin prestar atención, estar disperso, no establecer orden de prelación, no asignar tiempo a los sucesos... la mente se va vaciando en naderías y, a la postre, no concluirá nada.

Se puede atender muchas cosas, pero hay que hacerlo de una en una y como si esa una fuese la única. Y no se olvide el dicho aquel de que las cosas son peor de pensar que de pasar:el pensamiento ve los problemas “de golpe” y éstos se presentan de uno en uno.

Saber cambiar con los cambios. La vida de las personas siempre está en proceso de cambio, pero algunos se contentan con uno de los estadios por los que pasan y en él se instalan. A veces no pasan de los tres años, otras veces regresan. Hay quien incluso hace vida propia la del héroe admirado. Cada uno debe darse cuenta de dónde está. Es muy simple la reflexión: a los 30, a los 40, a los 50 años los demás piensan así, se comportan así, ¿y yo?. El hombre es un yo en proceso, pero tiene que saber también en qué momento del proceso se encuentra. La vejez es la plenitud del saber cuando se ha vivido en plenitud cada momento de la vida.

Los sentimientos condicionan la vida y el pensamiento. Son el caldo donde se cuece la verdura del raciocinio. Tienen que bullir para que haya vida. Hay que desarrollar los sentimientos y "controlarlos": conocerlos, saber sus causas y servirse de ellos.

Para desplegar una vida satisfactoria es preciso adquirir el suficiente tono vital que no sólo permita a la vida mantenerse, sino también desarrollarse, generando vida: hijos, obras, acciones, "cosas"...  La vida está hecha de aliento y vigor. La vida crea vida. Quedarse sólo en la destrucción de lo que los demás han hecho sin generar nada, es amontonar pobreza sobre pobreza, la primera de todas, la de espíritu.

Generalmente tendemos a pensar que los demás saben más que nosotros y delegamos soluciones en los otros. Es un aspecto más de la autoestima, la confianza en sí mismo. Es menester conseguir un estado de fe en uno mismo y en los demás. La duda no debe quedarse en sí mismo, siempre tiene que “resolver”. La persona puede descubrir capacidades no exploradas dentro de sí.

Es preciso tener una disposición alegre y tratar de vivir, pase lo que pase, en una actitud de “contento vital”, cuando los problemas están lejos o cuando se ciernen como nubarrones sobre el diario vivir.

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