Anatema Para La Curia

Acostumbrados como estamos a adscribirle a la curia de Roma atributos tales como venerable, santa y santísima, comprendo que tengan que ser muchos los que se escandalicen al hacer coincidir en esta ocasión los términos curia con anatema. Lo entiendo, aun cuando barrunto con argumentos y declaraciones muy serias y documentadas, que sean más o menos iguales en número, y en responsabilidades eclesiásticas, quienes estén de acuerdo con el título de mi blog. Anatematizar es un verbo bárbaro y rudo que, hasta el presente, conjugó la curia con generosidad y con la mejor de las intenciones de purificar a los quede ella creía necesarios. Insisto en que, siendo tan generalizada la impresión de que la curia precisa profunda reforma, o su desaparición, y a la que se le achacan una buena parte de las desgracias que padece la Iglesia, se rasguen las investiduras y tachen de irreverentes, de indoctos y de injuriosos a quienes se atrevan, o nos atrevamos, a dejar constancia de ello. Edulcorar las palabras conlleva normalmente dosis cardinales de hipocresía.

. Los escándalos generados por la curia son muchos y graves, Algunos, gravísimos. De los mismos hay referencias exactas y, por supuesto, documentadas, con procedimientos y prácticas judiciales. Otros escándalos no se hicieron públicos, así como las verdaderas razones que pudieran explicar, y hasta justificar, renuncias pontificales.

. La curia, en la práctica, eligió Papas a determinados cardenales, con el convencimiento de que el elegido habría de ser celoso y respetuoso con el esquema que sus miembros más cualificados tenían de Iglesia, aunque a esta le faltara mucho evangelio para ser la Iglesia de Cristo, a veces hasta con invocación al Espíritu Santo. La curia suplantó a los Papas que, por las circunstancias que fueran, no actuaron con docilidad y acatamiento a lo programado por las Congregaciones Romanas o los dicasterios correspondientes. El bien de la Iglesia es decir, de su Iglesia-, así lo exigía, esgrimiendo esta razón como verdad absoluta.

. La curia burocratizó a la Iglesia de manera tal, que apenas si hay otra institución de carácter social, cívico, político o empresarial, que la haya superado. Olvidar que la burocracia le roba teología y biblia a la Iglesia, obligaría a tener que exiliarse de ella lo antes posible.

. La curia hizo santos canonizó y elevó al honor de los altares- a quienes vivieron la Iglesia en conformidad con los esquemas curiales de falsa y apócrifa santidad y a su imagen y semejanza, con la más que discutida fiabilidad de que tal acción pudiera pertenecer al grupo de verdades dogmáticas e infalibles. Como los santos canonizados, en la práctica y en el contexto de la piedad popular, son presentados como ejemplos de vida y de religiosidad, la resultante es calamitosa.

. La teología, el evangelio, el sentido común, la equidad y la pastoral, hace ya años que se enemistaron con la curia, aunque felizmente sea justo tener que reconocer que no todos sus miembros son merecedores de estas descalificaciones. El hecho de que los cardenales papábiles hayan sido los candidatos con posibilidades mayores de ser Papas obispos de Roma-, patentiza el poder del que la curia es poseedora, por lo que es inaplazable que la Iglesia tome otros rumbos al dictado de los evangelios

. Las costumbres o normas que hacen curiales a los miembros de la institución sacerdotes, obispos y cardenales-, determinan y encarnan una Iglesia avejentada y ajena a problemas importantes en el mundo de hoy, y al abrigo de fundamentalismos decrépitos y perseverantes. Esta dirección le cierra las puertas sobre todo a la juventud, o la enclaustra prevalentemente en devociones y rezos, a ser posible multitudinariamente. La Iglesia identificada con la curia no es Iglesia de Cristo. Este no ocuparía cargo alguno en la misma y jamás presidiría comisiones y dicasterio. El ejemplo desplegado y explicitado en el templo de Jerusalén, con auxilio de los látigos, tiene permanencia en determinados tiempos y lugares.

. Exponer casos de los que los medios de comunicación se hacen eco universal, me parece tan ocioso como repulsivo. Ni siquiera pudiera justificarse una leve cita de ellos. El replanteamiento radical, no solo de las personas, sino de la institución de la curia, es elemental para que la Iglesia, por su vocación, justifique su presencia en el mundo, tan necesitado de redención y de vida.
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