Bienes Culturales

Para los efectos de carácter autonómico-administrativo, Segura de León, el pueblo en el que nací, pertenece a la provincia de Badajoz. Para los comerciales, sociales y, a veces, laborales y estudiantiles, su capital es Sevilla. Huelva ofrece a sus habitantes óptimas y convincentes razones para que la capitalidad se traslade a sus playas con satisfacciones dichosamente estivales.

De entre los atractivos turísticos que definen al pueblo de Segura de León, destaca su calendario festivo. Diríase que las fiestas típicas, en diversidad de versiones eclesiásticas y civiles, forman parte importante de su rico patrimonio. Las “capeas”, el Cristo de la Reja, los “Sanroques”, los “Sanfranciscos”, los “Sanisidros”, los Carnavales, el “Camino”... son ejemplos preclaros muy concurridos. También son argumentos turísticos permanentes, su iglesia parroquial, capillas, santuarios, conventos y ermitas, las fuentes, los paisajes, las puestas de sol, el jamón, el “guarrito”, las “perrunillas”, la capacidad de acogida y simpatía de sus habitantes, la Casa del Gobernador, el castillo con sus antiguos e ilustres moradores, la blancura y limpieza de sus casas y calles, la judería con su toponimia hebrea … La Casa de la Cultura alberga la colección de cuadros de pintores extremeños, y de dibujos originales de humoristas de reconocido prestigio nacional como Forges, Peridis, Manolo Sumers, Chumy-Chúmez, Ramón, Martín-morales y otros, junto con los libros cuyo autor es quien esto suscribe y que en la actualidad son exactamente 86, con unas 250 páginas de media por título.

Administrada, y dada a conocer como corresponde, toda la oferta turística segureña, su rentabilidad podría ayudarle a compensar algunas de las deficiencias que de por vida padece la economía de sus habitantes. La ubicación geográfica del pueblo facilitaría su desarrollo, en mayor proporción que el de los pueblos vecinos.

Y Segura se ha hecho, y es, recientemente noticia, a consecuencia de la reacción de sus habitantes ante la “injusticia” de la que ha sido objeto, al habérsele despojado de una buena parte de su patrimonio cultural, identificado en este caso, con libros antiguos de “cofradías, Obras Pías, Vicaría de Tudía etc” del archivo ubicado en las dependencias parroquiales. Su destino ha sido la capital de la diócesis y sus inspiradores y responsables, los “funcionarios” curiales, por supuesto que con la aquiescencia y las bendiciones arzobispales. Dos de ellos, cargaron tan preciado legado en una furgoneta, “de incógnito”, con premeditación y poco menos que “con alevosía”, sin que conste otro testigo que el señor cura párroco.

El problema exige planteamientos serios y radicales, a cuya solución pudieran contribuir a despejar respuestas a preguntas como las que formulan los segureños, creyentes o no tan creyentes:¿Desde cuando las “autoridades” eclesiásticas y civiles tenían conocimiento de que habría de llegar este día? ¿Tan rico legado histórico- cultural era –es- propiedad del pueblo- parroquia o del pueblo- comunidad de vecinos? ¿Con qué dotación económica contribuyó el gobierno central, entonces socialista, para la costosa y bien realizada, restauración integral del templo parroquial, - sede del archivo-, y en qué proporción lo hizo la diócesis? ¿Hasta qué punto puede imputársele de responsable de la expropiación- usurpación, al párroco o al alcalde? ¿Por qué al pueblo- pueblo, y a sus asociaciones y entidades, religiosas y culturales, no se les informó a tiempo, con objetividad y franqueza, de la “amenaza” del desvalijamiento que pesaba sobre el archivo? ¿Ante quien, o ante quienes, hay que protestar, con qué procedimientos y con cuantas posibilidades de éxito? ¿Otro escándalo más en relación con la Iglesia? ¿Es que los Caballeros Santiaguistas, y los señores feudales de su castillo, hubieran actuado de otra manera, con respeto a feligreses, súbditos, siervos y contribuyentes de la gleba? ¿Tiene algún grado de verosimilitud el hecho de que los “telefoninos” de los miembros de la clerecía local, de la Corporación y guardia municipales, y aún los de la Guardia Civil, se anestesiaran durante el tiempo en el que los citados “esbirros” llevaron a cabo su “fechoría” seudo- cultural religiosa?¿Fue cuestión de técnica o de “milagrería”?.

En estos tiempos en los que vivimos, a instituciones eclesiásticas, administrativas y civiles, les sobran paletadas de escándalos y de “misterios”, por lo que celebraríamos con gozo cívico y pastoral recibir explicaciones de parte de quines corresponda hacerlo, y de esta manera actuar en consecuencia, con sensatez y justicia. Gracias.
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