Día notable en la Iglesia Argentina.

Hoy, la Iglesia argentina, ha tenido un día movido. Se ha aceptado la renuncia de un obispo y se han nombrado dos nuevos prelados. El hecho, en sí, no tiene mayores lecturas. Aunque ya me gustaría que en España la renuncia de un obispo fuera seguida de dos nombramientos.

Se ha aceptado la renuncia del jesuita español Joaquín Piña Batllevel, obispo de Puerto Iguazú. Prelado pintoresco donde los haya. Seguro que es próximo, simpático y comunicativo. Pero la lectura de sus escritos pastorales es una versión argentina del Celtiberia show. Corregida y aumentada. Yo no sé cual puede ser el nivel intelectual de sus diocesanos. Por cómo se dirige a ellos me imagino que bajísimo. Y tal vez sea ese el tono que ellos son capaces de entender. Mis amigos argentinos, bastantes, son de otras latitudes y no aceptarían ese lenguaje para retras. Pero el obispo conoce muchísimo mejor que yo a sus diocesanos y él sabrá como hablarles. En AICA, excelente agencia de noticias del catolicismo argentino, podrá encontrar el lector interesado muestras sobradas de los escritos de tan pintoresco, repito el calificativo, obispo.

El jesuita español radicado en Argentina fue, en mi opinión, un puro despropósito. No me cabe la menor duda de sus buenas intenciones. Aunque rocen el esperpento, como todo lo suyo. Dio su firma a la petición de un grupúsculo de obispos, no creo que pasen de treinta, eméritos y brasileños en su mayoría, que reclamaban un nuevo Concilio para corregir la equivocada línea de Juan Pablo II. Que se había cargado el último Vaticano. Se ve que en Roma no dieron la menor importancia a lo que hiciera tan esperpéntico obispo y, cumplidos los setenta y cinco años, el 25 de mayo del pasado 2005, ni se preocuparon en su sustitución. Pero a tan singular prelado le dio por presentarse a unas elecciones políticas en su provincia y ello ha precipitado la aceptación de su renuncia. Creo que la Iglesia argentina no ha perdido nada con ella. Seguramente ha ganado bastante.

Sorprenden más los nombramientos. Para sustitir a Piña se ha nombrado a un sacerdote de sesenta y un años. No es un anciano pero ya tiene una cierta edad. Todo hace suponer que agotará sus años episcopales, trece y pico más la prórroga, en esa diócesis. Si Piña resultara elegido en las elecciones próximas, difícil lo va a tener monseñor Martorell para gobernar su diócesis con su antecesor encumbrado en el gobierno provincial. Estoy seguro de las infinitas carencias del político al que Piña pretende enfrentarse. Todo lo que me puedan decir en contra de ese candidato estoy dispuesto a creérmelo. Pero no veo a un obispo en su lugar.

El otro obispo nombrado es el de Villa María. Monseñor Rovai era obispo auxiliar de Córdoba y no tengo noticias de él. Ni a favor ni en contra. Pero, dentro de quince días cumple setenta años. Brevísimo pontificado va a ser el suyo.

Pues, curiosas noticias sobre la Iglesia argentina. Si algún amigo de aquella nacionalidad nos aportara más datos tal vez entendiéramos mejor lo que ocurre en aquella tan importante Iglesia hispanoamericana.
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