Manuel de Castro gana a los obispos por goleada.

Así interpretan algunos la decisión del Supremo sobre Educación para la Ciudadanía. Pues el salesiano puede sentirse orgulloso. ¡Vaya triunfo!

Lo malo es que aquello de que quien a vosotros escucha a Mí me escucha no vale para el Tribunal Supremo. Y sí vale para los obispos. Católicamente Manuel de Castro es el gran derrotado. Como sus amigos se empeñen en esa campaña de exaltación del triunfador, coincidiendo con masones, ateos, socialistas y demás del mismo pelaje, ese señor de gesto torvo y mirada aviesa va dado.
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