La nueva línea parece que no les da ni un voto y les hace perder unos cuantos. Y se han puesto nerviosos. Ahora, los que votaron aborto, eutanasia y matrimonio gay dicen que el texto era confuso y que no se enteraron. Ante todas las protestas que vienen recibiendo.
Esa votación fue sólo un episodio más de algo demasiado repetido ultimamente. Y que ha llevado a unos católicos, no sé si muchos o pocos pero unos cuantos, al convencimiento de que el PP no tiene nada que ver con sus amores, sus esperanzas y sus fidelidades. Muchos de los que les votaban con la mano en la nariz han decidido no volver a hacerlo. En el entorno de mis amigos, casi todos. Y supongo que algunos de los ilusionados habrán perdido aquellas.
Del PSOE saben los católicos lo que cabe esperar. Pero muchos de ellos han llegado al convencimiento de que con el PP sería casi lo mismo. Y ese casi es ya tan pequeño que no vale la pena. Con un agravante. Los socialistas no han traicionado nada. Siguen en lo suyo. Los otros han engañado a quienes los creían más o menos próximos. Y eso cabrea mucho.
El señor Rajoy ha querido jugar una baza que creyó sería rentable. Tengo seguro el voto católico y voy a buscar otro. Parece que no ha encontrado ninguno y va a perder algunos de los que creía asegurados. Ojalá sean muchos. Y le echen de un puesto para el que se ha acreditado inútil. A él y a todos los que le secundaron.