S.O.S. from León.
"Lanzo un SOS desde León: no aguantamos más a don Julián López. Con espíritu de mansedumbre evangélica hemos soportado sus alardes no ya de progresismo, sino de radicalismo. Con espíritu de mansedumbre evangélica hemos soportado su rebeldía frente al Papa. Con espíritu de mansedumbre evangélica hemos aguantado sus ataques desmedidos a la piedad popular y a las cofradías. Con ese mismo espíritu sufrimos el desplante a ejemplares sacerdotes como don Lauro López. Hemos sufrido también cómo prohibía la misa de campaña de la romería de San Isidro, tan querida por los leoneses, y cómo impedía también la misa de los guardias civiles. Pero todo eso, unido ahora a su apoyo a tesis periclitadas en la comisión de Liturgia, está arruinando la fe de los leoneses. Las iglesias se han vaciado, hasta San Isidoro, siempre llena. La Catedral no es más que un monumento turístico. El socialismo eclesial está destrozando la diócesis. Con respeto: por favor, llévense a don Julián a otro destino. SOS from León"
Yo no creo que el obispo de León sea el peor de España. Hay algunos peores que él. Pero seguramente será el más aborrecido en su diócesis. No sé si es `por su genio brusco, mala educación, creerse un dictadorcillo o por todos eso junto y revuelto. Lo cierto es que no puede verle nadie. Cosa que él se busca a conciencia. El clero ha sido vejado, atropellado y siempre desconsiderado. Todos le temen cuando anuncia una visita aunque siempre tienen la esperanza de que media hora antes diga que no viene.
Se empeña en imponer sus ideas `particulares como si fueran la salvación de la Iglesia y además con tono huraño, gesto desabrido y ademán de perdonavidas a cuantos se acercan a él. En Ciudad Rodrigo se sintieron liberados cuando lo trasladaron a León y no terminaban de creerse que un obispo pudiera ser como su sucesor, Don Atilano Rodríguez. Sencillo, humilde, saludando a todo el mundo, parándose con la gente, entrando en sus casas, aprendiéndose sus nombres, derrochando cariño... Un farinato me decía no hace mucho que no era posible que los dos fueran obispos. O lo es uno o lo es el otro. Porque son como el día y la noche.
Lo malo es que me temo que no hay salvación para los leoneses. Su obispo tiene 63 años y no es previsible que le envíen a otra diócesis donde todo el mundo sabe que lo haría igual de mal. Así que a aguantarse 12 años. Pobres leoneses.
¿Sigue teniendo de deán a aquel Fernández, creo que se llamaba así, que no pocos sostenían que enseñaba herejías? ¿Arregló lo de la ermita de Laguna de Negrillos? ¿Aparecieron las imágenes desaparecidas? ¿Va a imponer de una vez el pro multis como manda Roma?
León no ha tenido suerte con sus últimos obispos. No tuvo uno bueno desde Don Luis Almarcha que renunció en 1970 tras un fecundo pontificado de veintiséis años. Larrea (1971-1979) no pasó de muy discreto y eso era. Los años de Fernando Sebastián (1979-1983) fueron pésimos. Eran sus peores días episcopales y además tenía desatendida la diócesis con la secretaría de la Conferencia Episcopal. El arzobispo que hemos conocido después, gracias a Dios era muy distinto de su etapa leonesa. A Belda (1983-1987) no le recuerda nadie y su enfermedad pronto le hizo imposible. Y Antonio Vilaplana (1987-2002), dormía a las ovejas. López ha conseguido lo que parecía imposible. Que todo León añore a su anterior obispo.
Doce años más de López pueden ser trágicos para el catolicismo leonés. Y me temo que eso no tiene remedio. Cuidado que hemos padecido obispos antipáticos: Setién, Yanes, Echarren..., éste parece decidido a superarles. Es un genio en el arte de hacer amigos.
Tal vez, cuando se haya ido, lo único que se recuerde de su persona es haber hecho un huerto en el patio del palacio episcopal.