El año que comienza.

Ante todo desear a los lectores de esta página un año maravilloso en lo personal. No es esperable que lo sea en la política y en la economía. Pero de esos asuntos no trato. Eclesialmente va a ser muy movido. Y estoy seguro va a ser para bien.

Parece inminente la sustitución de Don Agustín García Gasco por Don Carlos Osoro. Y si el nuncio no quiere quedar por mentiroso, Jerez se cubriría en breve, debe estar en puertas ese obispo. Y Guadix y San Sebastián. No parece sensato, ni presentable económicamente en una diócesis con graves problemas de ese tipo, tener permanentemente viajando de Roma a Toledo y de Toledo a Roma a Don Antonio Cañizares. Y de Menorca, aunque tan olvidada siempre, se acordarán algún día.

Córdoba y Alcalá de Henares están cubiertas y sólo falta su publicación. Creo que no se demorará mucho. Aragón se queda sin obispos. Hará falta encontrar nada menos que a cuatro. Porque tener permanentemente en la carretera, y qué carreteras, a uno de Huesca y Jaca va contra toda caridad. Estará en juego, además, el catolicismo de Aragón que comenzaba a resurgir con Don Manuel, Don Jesús y Don Demetrio. Teniendo en cuenta que monseñor Lorca, el cuarto del poker de ases, está ya en línea de salida y que a Milián le quedan sólo cinco años en 2009 se juega el futuro del catolicismo aragonés. Qué Dios ilumine al cardenal Re.

Oviedo y Zaragoza no diré que sean capitales pero tienen su importancia. Los antecesores de los que ahora se van las dejaron como un erial. Se puede seguir cuidando lo que ahora comienza a brotar o volver al desierto anterior.

Los sacerdotes, tan olvidados hasta ahora, se encuentran con una situación óptima de alcanzar un obispado. Hacía años que no se había visto nada parecido. Hay pocos obispos auxiliares y a los de Madrid no los suelta su cardenal. El de Bilbao no entra en esas quinielas. Quedan pues Getafe Oviedo y Valencia. Y tenemos para cubrir Guadix, Jerez, Menorca, Tarazona, Huesca y Jaca. Más los obispados que dejen libres quienes vayan a Zaragoza y Oviedo. Y algún otro que pudiera caer si se da la reestructuración episcopal de la diócesis vascas y monseñor Munilla dejara Palencia. Y este año, o el que viene, Tuy-Vigo, Solsona y Sigüenza-Guadalajara. La mayoría de esas diócesis, prácticamente todas, no son para barajar obispos que es lo que se le da estupendamente a monseñor Monteiro.

Año pues muy movido y que nos va a dejar otra Conferencia Episcopal. Con muchas caras nuevas.
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