Dos días fuera y me encuentro con 90 comentarios en un post y 51 en otro. Comprenderéis que me es imposible contestaros.
Gracias a quienes comparten mis opiniones y a quienes disienten de ellas con educación.
A quienes les falta, pues eso de no hacer aprecio. Si no se han dado cuenta todavía, seguirán comprobando que el insulto no me hace la menor mella.
Sólo consiguen dos cosas, retratarse a sí mismos y darle a este blog una importancia y un eco que ni yo mismo me había imaginado. No tenéis más que comparar con cualquier otro compañero, bastantes de los cuales mantienen blogs mucho mejores que el mío.
Y además me confirmáis en lo acertado de mis juicios. Si personas tan amantes de la Iglesia -por favor, entendedme la ironía-, cosa que algunos manifiestan abiertamente y a otros se les ve a leguas, se irritan tanto conmigo, pues es meridiano que quien está con la Iglesia soy yo.
A este paso verdaderamente vais a conseguir que el nuncio no haga nada sin consultarme y que el Santo Padre comience a considerar si me hace cardenal.